1. El Foro y sus participantes. En 1971, el profesor de política empresarial, Klaus M. Schwab creó el Foro Económico Mundial, para analizar junto a empresarios de Europa las técnicas de administración de las empresas de Estados Unidos. Más adelante, este Foro se interesó también en aspectos sociales, económicos y políticos e incluyó al resto de los continentes.
Recientemente, del 23 al 26 de enero, el Foro tuvo su Cumbre anual en Davos, Suiza. Acudieron más de 3 mil personas de 70 países, 900 directores de empresas y 340 líderes políticos. El tema de la reunión de este año fue cómo crear un futuro común en un mundo fracturado.
2. ¿Filantropía o negocios? La invitación oficial de la Cumbre indicaba que “el programa, las iniciativas y los proyectos de la reunión se centran en actuar juntos en un mundo dividido” y partía del hecho que en el mundo han resurgido fisuras porque “la prosperidad económica y la cohesión social no van a la par”.
El documento base explicitaba que “el contrato social entre los Estados y sus ciudadanos sigue erosionándose” con políticas “divisivas” y un crecimiento económico “no inclusivo”. En ese marco, el encuentro pretendía “reunir a líderes globales y desarrollar una narrativa compartida para mejorar el estado del mundo”.
Sin embargo, algunos críticos aseguran que la Cumbre no cumple con su potencial, a pesar de reunir a algunas de las personalidades más poderosas del mundo, porque los participantes no trabajan para resolver los principales problemas mundiales, sino que acuden al evento para realizar negocios.
3. La economía y el respeto a la persona. Como se trata de un Foro muy abierto, también están invitados algunos líderes religiosos. Este año, el Papa Francisco envió un mensaje en el que comentó el tema de la Cumbre y subrayó que la economía debe estar en función de las personas.
Francisco, recordando un mensaje suyo de 2014, escribió que “para nuestra sorpresa, vemos que las cuestiones técnicas y económicas dominan el debate político, en detrimento de una preocupación genuina por los seres humanos”.
El Pontífice externó que “los hombres y las mujeres corren el riesgo de verse reducidos a meros engranajes en una maquinaria que los considera meros artículos de consumo para ser explotados”, lo cual conlleva que “cada vez que una vida humana ya no es útil para esa maquinaria, se descarta con pocos reparos”.
Por eso, el Papa pidió no permanecer en silencio “frente al sufrimiento de millones de personas”, y advirtió que no se puede seguir avanzando en el progreso “como si la propagación de la pobreza y la injusticia no tuvieran ninguna causa”.
Además, el máximo Jerarca de la Iglesia católica explicó que “crear las condiciones adecuadas para permitir que todas las personas viva de manera digna” es una “responsabilidad moral que involucra a todos”.
Epílogo. Sin duda, las teorías económicas y los negocios internacionales que mueven el desarrollo actual de la naciones han logrado grandes resultados.
Sin embargo, el modelo económico actual ha fracasado, porque ha generado grandes desigualdades sociales y económicas a nivel global. Hace falta un nuevo paradigma económico, que realmente esté enfocado en el bien de las personas en su conjunto y no sólo en el beneficio de unos pocos grupos.
Pero para superar el esquema económico basado en las utilidades, hace falta primero establecer un modelo ético, pues si los seres humanos no nos enfrentamos a nuestra avaricia y nuestro egoísmo, difícilmente podremos pensar en una nueva economía enfocada en dar empleo y ayudar a los pobres.
Luis-Fernando Valdés,
@FeyRazon lfvaldes@gmail.com
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