martes, 30 de noviembre de 2021

LA REVOLUCIÓN LITERARIA GENERADA POR EL ESCRITOR WILLIAM FAULKNER

Raúl Espinoza Aguilera @Eiar51 Durante el siglo XIX y principios del XX era costumbre que las novelas tuvieran un desarrollo lineal. Habitualmente abarcaban desde el nacimiento, infancia, juventud y madurez del protagonista hasta su fallecimiento. William Faulkner vino a revolucionar este modo de escribir novelas, por influencia directa del escritor irlandés James Joyce (Dublín 1882-Zúrich 1941). Joyce tenía un talento fuera de serie para transformar la obra literaria en un texto novedoso, de vanguardia. Además de James Joyce, Faulkner también recibió influencia de Franz Kafka y de Marcel Proust. Joyce auténticamente recreaba e inventaba un nuevo modo de narrar; continuamente experimentaba tanto con el lenguaje como en sus obras, como en: “Retrato del Artista Adolescente, Ulises, Finnegans Wake y muchas otras obras más, que dejó asombrados a muchos intelectuales y novelistas de Europa, como T. S. Eliot, Virginia Woolf, Ezra Pound o Wallace Stevens. A partir de James Joyce comienza una nueva literatura mucho más espontánea, natural y novedosa, nunca antes vista. Ha sido el padre de la revolución en la literatura europea. En Norteamérica, William Faulkner continuó la saga de recrear los textos de un nuevo modo, aportando sus inéditas ideas creativas. Por ejemplo, incluyendo largos monólogos interiores; cambios de tiempo que de pronto saltaba al pasado y luego volvía al tiempo presente; en su narrativa tiene varios enfoques habla de “tú”, luego de “él” y a continuación utilizaba el “yo”. Dicho en otras palabras, empleaba enfoques plurales para enriquecer la visión de sus personajes. De niño y adolescente escuchaba con atención los relatos de su abuelo sobre las hazañas de su bisabuelo quien fue héroe en la Guerra de Secesión (1861-1865) y se especializó en la novela sureña, presentando sus problemáticas y costumbres, como: la dura realidad de la discriminación racial; las costumbres tan características. de esa región de la Unión Americana. Sus obras más destacadas son “El Sonido y la Furia”, “Mientras agonizo”, “Luz de agosto”, “Absalón, Absalón”. Tanto su madre como su abuela le infundieron afición por las lecturas, en especial, por los autores clásicos como Charles Dickens, los Hermanos Grimm, etc. Se interesó bastante por la Historia de Misisipi y se convirtió en un experto. Estudió en la Universidad de Misisipi (1919-1921), y antes en la Universidad de Virginia. Fue también periodista y en 1955 recibió el Premio Pulitzer. Además de novelas, escribió numerosos cuentos y poesía. En un principio, Faulkner no logró que sus obras se publicaran y eso fue una labor de constancia hasta ser más conocido y apoyado por diversas casas editoriales. Encontró trabajo estable como guionista para películas de Hollywood, desde 1930 hasta 1950, lo que constituyó un desahogo económico para él y su familia. En 1932 el realizador norteamericano Stephen Roberts adaptó su novela “Sanctuary” y esta cinta se convirtió en un clásico del drama negro de los años treinta. También su novela “Pylon” fue llevada a la pantalla en 1957 por el cineasta Douglas Sirk. Produjo una considerable influencia en la Literatura Latinoamericana, por ejemplo, en Gabriel García Márquez en su “Vivir para contarlo”; en Mario Vargas Llosa en “El Pez en el agua” y en “La Ciudad y los Perros”. También en Juan Carlos Onetti, Juan Benet, Juan José Saer, Jorge Luis Borges. En México, Carlos Fuentes recibió su influencia en su destacada novela “La Región más Transparente” y Juan Rulfo en “Pedro Páramo” y “El Llano en Llamas”. También Rulfo recrea la vida rural mexicana y aporta a personajes como “Macario”, un continuo monólogo. O también en “Luvina” ofrece una visión original del campo mexicano. Faulkner inventa un condado llamado Yoknapatawpha y de ahí surgen sus principales personajes y Rulfo tomó esos conceptos para transformarlos con singular maestría. Rulfo en “Pedro Páramo” emplea también los cambios de tiempo; los monólogos; los enfoques plurales de sus personajes, que por momentos parecen más fantasmagóricos que reales. Algunas de las frases célebres de William Faulkner han quedado para la posteridad, como: “Creo que el hombre no sólo resistirá, también prevalecerá. Es inmortal no sólo porque entre todas las creaturas sea el único que tiene una voz inagotable, sino porque posee un alma, un espíritu capaz de compasión, sacrificio y entereza”. O también, “No te molestes en ser mejor que tus contemporáneos o predecesores, intenta ser mejor que tú mismo”. La huella de William Faulkner en la Literatura Latinoamericana es imborrable porque actualmente hay escritores que continúan utilizando sus técnicas del monólogo interior, la pluralidad de enfoques de sus personajes o los saltos de tiempo dentro de la cronología tradicional. En 1949 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura por sus valiosas y originales aportaciones. Fue destacado miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. Faulkner es considerado universalmente como uno de los más importantes creadores de la Literatura de los Estados Unidos y de la región sureña en particular.

domingo, 28 de noviembre de 2021

CORREGIR DE BUEN MODO A LOS DEMÁS

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber En un pueblecito vivía una anciana que había cumplido cien años. Les sorprendía dos cosas a sus conocidos: su dentadura bien conservada y que nunca hablaba mal o murmuraba de alguien. Cuando murió la viejita, en la homilía del funeral, el párroco comentó: “Esta buena mujer conservó hasta el final perfectamente sus dientes, porque nunca mordió a nadie”. En su reflexión sobre la Carta a los Gálatas, el Papa Francisco hizo énfasis sobre la exhortación de San Pablo para “vivir según el Espíritu”. Lo que implica hacerse cargo de las dificultades del otro, y si vemos que alguien comete una falta, en vez de hacer chisme, que le corrijamos con mansedumbre. Según el Espíritu es tener esta dulzura al corregirlo y vigilar para no caer nosotros en esos pecados. Porque, ¡qué fácil es criticar a los otros! Hay gente que parece tener una licenciatura en chismorreo, todos los días critican a los demás, dice el Papa. Es preciso dar espacio a la caridad. 2) Para pensar Muchas veces se critica sin saber las causas de cierto comportamiento. Así le sucedió a Virgilio, poeta romano autor de grandes obras como la "Eneida". Se cuenta que gastó mucho dinero para el entierro de una mosca que, decía él, había sido su fiel mascota por años. El cortejo fue acompañado por más de cincuenta músicos, plañideras que lloraban; el cadáver fue depositado en un pequeño mausoleo construido en medio de las tierras propiedad de Virgilio. No faltó una pequeña lápida con epitafio: "MVSCA. Sit tibi vrna levis et molliter ossa quiescant", o sea, "Mosca. Te sea leve esta urna y descansen en ella tus huesos". Se sirvieron exquisitos vinos y manjares, Virgilio recitó sentidos poemas y sus amigos discursos laudatorios. Muchos criticaron al poeta, dijeron que estaba loco de remate. Desconocían el plan pensado por el poeta. Al morir Julio Cesar, se había formado un segundo triunvirato entre Marco Antonio, Octavio y Lépido. Quienes pensaban emitir un decreto para expropiar las tierras de terratenientes para repartirlas a los soldados. Solo se exceptuarían los terrenos en los que hubiera tumbas (no se decía que tuviera que ser de personas), pues eran terrenos sagrados. Virgilio, enterado del peligro sobre sus tierras, se apresuró para hacer un entierro público y notorio de su querida "Mosca", para que supieran que sus tierras ahora eran sagradas y a salvo de la expropiación. Su plan surtió los efectos deseados. 3) Para vivir Ahora que comienza el tiempo de Adviento, podemos proponernos vivir según el Espíritu, como aconseja el Papa Francisco. Ello implica creer en Jesús e ir por su camino, evitando el camino opuesto, el del egoísmo, orgullo, envidias, prejuicios, hipocresías, rencores, el de buscar el propio interés… El camino de Cristo es un camino maravilloso pero fatigoso. Empieza en el Bautismo y dura toda la vida. Como en una excursión a la montaña: es fascinante, pero requiere esfuerzo y tenacidad. Cuando tengamos la tentación de juzgar mal a los otros, debemos reflexionar sobre nuestra fragilidad y no seguir el camino fácil del chismorreo. Y si es necesario hacer una corrección, seguir la regla suprema del amor: querer el bien de los demás. (articulosdog@gmail.com)

martes, 23 de noviembre de 2021

¿LA ALEGRÍA Y EL DOLOR SON COMPATIBLES?

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber Se cuenta que un pordiosero, hombre profundamente piadoso, todos los domingos, después de asistir a la santa Misa, se colocaba en la puerta de la iglesia para pedir limosna a quienes salían del templo. Tenía un viejo sombrero con el que recogía las limosnas que buenamente depositaban los feligreses. Con una sonrisa agradecía mucho las monedas. Un día alguien le regaló un sombrero que ya no le servía. El mendigo lo colocó a un lado. Al verle con dos sombreros, un feligrés que lo conocía le preguntó: “¿Cómo es que ahora tienes dos sombreros?” El mendigo le contestó sonriendo: “Como el negocio va bien, decidí abrir una sucursal”. La alegría y el buen humor suelen ser síntomas de tener el alma en paz. El Papa Francisco, en su reflexión sobre la Carta a los Gálatas, se refirió a la alegría como uno de los frutos del Espíritu Santo. Así como quien vive de modo mundano tiene frutos malos, quien vive según el Espíritu Santo obtendrá frutos buenos. San Pablo advierte contra los comportamientos contrarios al Espíritu de Dios: el uso egoísta de la sexualidad, las prácticas mágicas como la idolatría, aquello que socava las relaciones interpersonales, como la «discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias…» (cf. Gál 5,19-21). En cambio, las obras según el Espíritu dan vida, nos elevan y nos abren a Dios y a los demás. 2) Para pensar La vida cristiana, no suprime el dolor, sino le da un nuevo sentido. Al ver la necesidad de purificar el corazón, lo hace a través del sacrificio. Así lo propone Nuestro Señor al invitarnos a tomar la cruz de cada día. Como dice quien fuera Arzobispo de México, Mons. Luis María Martínez: “Pero si Jesús no suprimió el dolor, hizo algo más grande y más bello, lo envolvió en el gozo e hizo que de los senos profundos del dolor brotara la perfecta alegría”. Con esa alegría nos consuela el Espíritu Santo. Es una alegría donde puede coexistir con el dolor, tal y como se dio en el alma de Jesús durante su vida mortal. Jesús guardaba en su corazón el secreto para poder no perder su alegría en medio del dolor que le causaba los pecados de los hombres: su secreto era el gran amor que nos tiene. También nosotros, en la medida en que logremos envolver el dolor con el amor, el amor a Dios, brotará el fruto de la alegría con el que nos consuela el Espíritu Santo. Por ello al Espíritu Santo se le conoce como el Consolador. Y como el amor del Espíritu Santo es infinito, es el perfecto Consolador. 3) Para vivir La alegría es uno de los doce frutos del Espíritu Santo que San Pablo menciona y que el Catecismo de la Iglesia Católica recoge: caridad, alegría, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad (Cfr. n. 1832). Como un buen ejercicio espiritual, propone el Papa Francisco leer la lista de san Pablo y mirar la propia conducta, para ver si se corresponde según el Espíritu Santo. Preguntarnos, ¿mi vida produce estos frutos? Examinarnos para ver si nuestra vida se ha dejado trasformar por el Espíritu para ser, como Jesús, una eucaristía, don y acción de gracias, para gloria de Dios y salvación de la gente. (articulosdog@gmail.com)

domingo, 21 de noviembre de 2021

EL SOCIALISMO: ¿EL PARAÍSO TERRENAL?

EL SOCIALISMO: ¿EL PARAÍSO TERRENAL? Raúl Espinoza Aguilera @Eiar51 El Socialismo ha sido una de las teorías políticas más poderosas de la historia. Prometía un mundo de armonía y abundancia. Compartiendo la propiedad y todos los bienes, realizando una distribución de forma equitativa. Esta teoría se propagó rápidamente por Europa y Estados Unidos. Planteando una utopía sobre un supuesto paraíso terrenal. Lo que a la postre, Karl Marx lo denominó “El Paraíso Rojo”. Existía la fe en progreso humano sin límites, fundamentado en la ciencia y el pensamiento racional y dejando fuera a la Religión. Desde principios del siglo XIX, un empresario, filántropo y teórico socialista inglés, Robert Owen (1771-1858), fue considerado el padre del socialismo. Difundió sus novedosas ideas, primero en su fábrica en Escocia y, luego, en 1828 en la Unión Americana donde fundó una colonia “New Harmony” (Indiana) en la que pretendió realizar su experimento social basado en el cooperativismo y la fraternidad humana. Pero esto terminó fracasando rotundamente. Sin embargo, su pensamiento influyó en Fiedrich Engels (1820-1895) filósofo, periodista y revolucionario alemán y otros filósofos franceses y alemanes. Engels publicaba un periódico donde difundía, a través de sus artículos, teorías socialistas. Karl Marx (1818-1883) filósofo y periodista alemán, se interesó bastante, entró en contacto con él y se hicieron buenos amigos. Al punto que económicamente lo sostenía, le animó redactar sus teorías y le patrocinó la publicación del libro “El Capital” (primera parte). Tanto Engels como Marx desarrollaron el socialismo científico y el comunismo moderno porque coincidían en la doctrina de la alienación de la clase obrera, de la lucha de clases y la concepción materialista de la historia. En coautoría publicaron “El Manifiesto Comunista”. Esas ideas fueron calando en algunos intelectuales y líderes políticos, como Vladimir Lenin (1870-1924) revolucionario, teórico político, filósofo y líder comunista ruso. Pero detengámonos en el caso de Rusia por su particular trascendencia mundial. Por esos años, gobernaba en Rusia, el Zar Nicolás II (1868-1918), el último Emperador. Pero su desempeño político fue desafortunado tanto en el manejo de la economía, la política como de la milicia. Empujó a su país a pelear en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) pero los soldados no contaban con la preparación adecuada ni con las armas modernas para derrotar a los alemanes. Reinaba en Rusia un clima de descontento y desaliento generalizado contra el Zar. Esta situación la supo aprovechar Lenin y en octubre de 1917 inició la revolución bolchevique en la que el Zar se vio obligado a dimitir. Tanto el Zar como toda su familia murieron fusilados. Quedó al frente del Gobierno Provisional, Alejandro Kerenski. Pero en poco tiempo, Lenin se hizo con el poder total y gobernó desde 1917 a 1924. Aplicó a Rusia la doctrina de Karl Marx y fue lo que se llamó el marxismo-leninismo. Lenin gobernó con mano férrea para poder preservarse en el poder. Con la ayuda de León Trosky y José Stalin lograron establecer un gobierno comunista y la revolución de fue extendiendo por muchos otros territorios vecinos. Constituyendo lo que posteriormente se denominaría la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de 1922 a 1991. A la muerte de Lenin, le sustituyó José Stalin creando un gobierno del terror en el que murieron asesinadas más de 20 millones de personas. Muchos fueron a parar a cárceles inhumanas denominadas “Gulags”. De 1945 a 1991 se extendió por Europa Central y del Este, y comenzó la llamada “Guerra Fría”. La consigna de Lenin era extender el comunismo por todo el orbe. Tenemos los casos de China con Mao Tse Tung (Maoísmo), en Cuba con Fidel Castro, en Chile con Salvador Allende (1970-1973), en Nicaragua con Daniel Ortega, en Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro (el “Chavismo”). Pero el Comunismo en la U.R.S.S. se desmanteló con un clamor popular de los rusos pidiendo libertad y respeto a los derechos humanos. Durante el gobierno de Mijail Gorvachov proclamó la “Perestroika” y la “Glasnot” (transparencia) para lograr tener una mayor apertura hacia los países del bloque occidental. Su sucesor, Boris Yeltsin se encargó de prohibir el Partido Comunista en Rusia y proclamar la autonomía e independencia de cada República. A partir de entonces, en Rusia y las otras repúblicas se respiraron nuevos aires de libertad ciudadana y se han dedicado a impulsar su propia economía, con un sorprendente desarrollo y alto nivel de vida. En la U.R.S.S. la economía estatizada estaba seriamente afectada. Aquel “Paraíso Rojo” socialista, concebido por Marx y Lenin, había fracasado estrepitosamente. El actual Presidente de Rusia Vladimir Putin ha impulsado el desarrollo económico y las libertades ciudadanas en este sufrido país, aunque se acuse a Putin de ser un gobernante que se ha perpetuado en el poder. Fundamentalmente es criticado por los Estados Unidos por no someterse a su influencia y mantener su autonomía propia. Putin no ha permitido que se introduzca la ideología de género, la pornografía ni los antivalores a través de películas y programas de TV. Recibió gran influencia ideológica del escritor ruso Aleksandr Solzhenitsyn, Premio Nobel de Literatura 1970, quien le recomendó conservar los valores tradicionales y multiseculares de Rusia y no permitir que se vea influenciada por la innegable decadencia de Occidente.

sábado, 20 de noviembre de 2021

EL AUTOEROTISMO

Dr. Mario Arroyo, Doctor en Filosofía, p.marioa@gmail.com Se puso álgida la discusión en la clase, “¿por qué está mal la masturbación?”, preguntaba una alumna. “Pienso que a la primera persona que tienes que amar es a ti misma, y es una forma de hacerlo, acariciándote y conociendo tu propio cuerpo”. Otro compañero la apoyó diciendo: “yo no me masturbo, yo me hago el amor”. En síntesis, la tesis defendida por mis alumnos es que masturbarse es una forma de manifestarse el amor a uno mismo, y por eso, hacerlo de forma moderada –cualquier exceso es malo- no presenta inconvenientes, al contrario, es algo bueno. Antes de comenzar a desarrollar la respuesta, debo reconocer mi derrota. No fui capaz de convencerlos de lo contrario, obviamente respeto su posición, que no comparto; he aquí algunas de las motivaciones de mi desavenencia. El punto de fondo de nuestra discordancia estriba en el significado de una palabra tan manida como lo es el “amor”. No me parece que el autoerotismo sea una forma de amarse a uno mismo, aunque comprendo que sea una realidad bastante frecuente. Hay indicios objetivos que me invitan a pensar que no es así, pues más que una forma de amar, es una válvula de escape. Es sabido, por ejemplo, que se recurre a la masturbación como forma de paliar la frustración, la ansiedad, el desconsuelo, la soledad. Es decir, se trata de una “salida de emergencia”, que produce ciertamente una satisfacción efímera, pero que no conduce a ningún lado, con la agravante de ser altamente adictiva. Lo que comencé como ejercicio de mi libertad para hacer frente a una situación adversa, no es difícil que termine arrebatándome la libertad. La masturbación, frecuentemente, es un síntoma de que algo va mal, de que existe un cierto desasosiego consigo mismo, el cual busca ser paliado a través de ese medio. Pero ese acto está por naturaleza volcado hacia uno mismo, cuando muchas veces la respuesta correcta a esa situación de turbación interna no es la masturbación, sino al contrario, salir de uno mismo y proyectarse hacia los demás, a la familia, a la sociedad. Tener anhelos de “algo grande y que sea amor”, tener ideales, cosas por las cuales merezca la pena luchar, y no claudicar cómodamente al autoerotismo, la autocomplacencia, la cual muchas veces va unida a la auto-conmiseración. En síntesis, desde una antropología cristiana, que choca frontalmente con la antropología individualista imperante, lo que está mal es la palabra “auto”, porque nos cierra en nosotros mismos, cuando la visión cristiana de la persona es “además”, es decir, salir de uno mismo y proyectarse a los demás. Es verdad que para amar a los demás primero debo comenzar por amarme a mí mismo. Lo dice claramente el mandamiento: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, con lo cual, se presupone el amor a uno mismo. Pero lo que resulta muy dudoso es que el significado del “amor a uno mismo” sea “producirse placer a uno mismo”. Amor no es lo mismo que placer. El placer puede acompañar al amor; pero el amor siempre es “éxtasis”, que etimológicamente viene a designar “salir de uno mismo” para darse a los demás. El amor es don. Por ello, el recto amor a mí mismo, me hace crecer como persona, como “ser-para-los-otros”; en definitiva, el amor me conduce a crecer en la virtud. Por eso, más que discutir con médicos o psicólogos, que juzguen normal la masturbación –que sea frecuente, sin embargo, no significa que sea buena-, prefiero señalar las disposiciones positivas que fomenta el rechazo del autoerotismo. En efecto, el rechazo de la masturbación no es simplemente “porque está mal”, sino que supone la elección de “algo mejor”. Obviamente es comprensible el recurso a la misma, pero es digno de admiración el ser capaz de sobreponerse a tal inclinación de nuestra frágil naturaleza humana. Para decirle “no” a la masturbación, hay que decirle que “sí” a muchas disposiciones que nos hacen crecer como personas: tener ideales, aprovechar el tiempo, vivir la laboriosidad, tener fortaleza y autodominio, controlar los estados de ánimo, etc., todas esas disposiciones que manifiestan un auténtico amor a uno mismo, que nos capacita, además, para ser capaces de amar a los demás. Por ello, el autoerotismo me parece una falsificación del auténtico amor, una copia barata del mismo, o su devaluación hasta identificarse, simple y llanamente, con el placer.

CUMPLIR CON AMOR

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber Se cuenta que en una ocasión iba una mamá con su hijo pequeño, cuando se les acercó una amiga de la mamá que no era nada esbelta. El niño al verla exclamó: “¡Qué gorda está!”. La madre muy apenada ordenó a su hijo: “Hijo, ¡dile que lo sientes mucho!” El niño obediente le dijo a la señora: “Siento mucho que esté muy gorda”. La obediencia, siendo algo bueno, requiere, como cualquier virtud, de la caridad. Como seres humanos, nuestros actos han de ir acompañados de la razón. Los niños aún no la desarrollan, pero el adulto ha de hacer las cosas convencido. Por ello, no basta hacer las cosas, sino se ha de interiorizarlas, conocerlas con la razón y hacerlas propias. El Papa Francisco en su Audiencia, señala que existe el peligro de simplemente cumplir los preceptos o ritos de la Iglesia, pensando erróneamente que sólo eso es la Iglesia y así ya obtengo la salvación. Hay quien asiste a ceremonias de la Iglesia, por ejemplo a un matrimonio, y luego no vuelve al templo. Se olvida que el principal mandamiento es el del amor, a Dios y al prójimo, y que la Iglesia está para tener un encuentro con Dios mismo. 2) Para pensar “Regreso a Ítaca” es un reportaje que recoge seis historias de personas que han vuelto a la fe católica después de varias décadas sin práctica religiosa. María Villarino, coordinadora del proyecto, explicó que el nombre de Ítaca es un símbolo por la isla que Homero pone al viaje de regreso de Ulises a su casa. Una de esas historias es la de Rosa. Aunque católica, declara que hacía todo “por cumplir, por quedar bien”; se sentía “obligada” a practicar el cristianismo, iba a Misa por obligación… No lo hacía libre ni convencida. Creía en Dios pero lo pensaba muy lejano y difícil para comunicarse con Él. Una amiga, que vivía su fe de manera auténtica, la invitó a unas charlas de formación. Fue, y en una ocasión vio un video donde San Josemaría Escrivá decía que todos los cristianos hemos de ser como farolillos encendidos, porque hay cristianos apagados. Ella pensó que su vida estaba apagada. Para obtener paz, fue a unos ejercicios espirituales. Ahí comprendió lo que significa ser hija de Dios, y “fue como una explosión”. Se descorrieron “las cortinas de mi vida y entró la luz del sol”. Vio las cosas de modo diferente. Eso le cambió la vida, ahora podía ver a Dios en los demás. Ya no se siente sola nunca: “Dios me mide por lo que amo, no por lo que hago mal; sé que si caigo tengo una red, y no pasa nada”, asegura Rosa. El documental —que puede verse en el sitio opusdei.org—, recuerda las palabras del Papa Francisco: “Dios es un Padre que me ama y espera mi regreso”. La Iglesia es madre y hogar, no una institución fría y burocrática. 3) Para vivir El Apóstol san Pablo les dice a los gálatas, que no piensen que ellos se salvan a sí mismos al cumplir los preceptos, olvidando que la salvación la obtuvo Jesucristo con su muerte y resurrección. Jesús es el Salvador y el Espíritu Santo quien cambia nuestro corazón: no nuestras obras. Se trata de cumplir los preceptos obedeciendo al Espíritu Santo, pero con amor a Dios y para disponernos a amarlo cada vez más. Al captar la belleza de la fe en Jesucristo haremos las cosas dando un testimonio alegre de nuestra fe. (articulosdog@gmail.com)

martes, 16 de noviembre de 2021

SONRÍE Y LOS DEMÁS GOZARÁN CONTIGO

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 Considero que ante la actual situación económica y social por la que atraviesa el país, me parece oportuno exponer este animante y valioso tema. Cuando una persona rebosa de buen humor, optimismo y alegría de ordinario suele tener personas a su alrededor porque sabe compartir ese gozo de vivir y resulta como un poderoso imán que atrae a los demás. ¿Por qué? Por la sencilla rezón de que todos queremos ser felices y si alguien tiene gracia para contar chistes o ve la vida con una perspectiva amable, graciosa y ocurrente inevitablemente los amigos y conocidos lo buscarán porque resulta muy divertido y reconfortante el estar con personas con ese agradable carácter. Desde luego, no me refiero a tener humor para burlarse de los demás ni para hacer pasar un mal rato a otra persona haciendo escarnio de ella, con la finalidad de conseguir de forma grotesca la risa de los demás. Ésas son conductas muy poco solidarias con el prójimo. El verdadero sentido de humor es el que une a todos los familiares, colegas, amigos y conocidos en una grata convivencia. Y, por supuesto, estrecha más los lazos de amistad. Incluso el aprender a reírse de sí mismo resulta muy sano, cuando las circunstancias lo ameriten. Se requiere de ingenio, creatividad y chispa para mover a la risa a los que nos rodean. Los médicos recomiendan el aprender a divertirse sanamente porque resulta muy beneficioso para la salud. En muchas ocasiones nos encontramos con amigos o colegas en el trabajo que son obsesivos ante los problemas normales y terminan agotándose. Es cuando el doctor le recomienda “cambiar de aires”, pasar unos días en la playa o en el lugar que más le descanse y así se olvide de sus preocupaciones. Hay enfermedades que son catalogadas como “psicosomáticas” por esa estrecha conexión del cuerpo con la mente. Y así podemos observar a personas que ante el exceso de trabajo -con sus lógicas dificultades- sufren de infartos, úlceras, insomnios crónicos, problemas con la vesícula biliar u otro vital órgano, infartos cerebrales, etc. O bien, en su sistema nervioso sufren de depresión y otros trastornos emocionales. La risa es contagiosa. Ayuda a eliminar el estrés; mejora la autoestima; contribuye a mejorar la imaginación; se redimensionan los problemas que parecían como irresolubles o que se habían agigantado para darles su justa dimensión. A través de la risa las personas exteriorizan sus emociones y sentimientos; se establecen mejores relaciones sociales; se logran vencer miedos e inseguridades y proporcionan una sensación de bienestar. Todo ello es altamente provechoso para la salud de la mente y del cuerpo (cfr.efisioterapia.net). El filósofo Henri Bergson tiene un magnífico ensayo, titulado: “La risa. Ensayo sobre el significado de la comicidad” (1) (2). Entre otros aspectos destaca los hechos que resultan como “disparadores” de la comicidad, como: La confusión; Lo inesperado. Lo ridículo. Lo ilógico. El cariz psicológico. Lo exagerado. La imitación. Paso a paso, este pensador va exponiendo con maestría y hondura el resultado de sus investigaciones. Es un ensayo que vale la pena leer con calma y meditarlo para nuestro propio provecho. El Psicólogo Jesús Garanto Alós afirma: “El humor es un gran médico. Su eficacia terapéutica se debe al hecho de que constituye el clima psicológico ideal para que el sistema nervioso -que es la clave de la salud- pueda realizar su trabajo regulador en las mejores condiciones de facilidad, de buena circulación vital y de relajamiento. Posibilita que la vida tenga sentido en cualquier circunstancia”. Reír siempre será la mejor terapia para el espíritu. Si nuestra disposición interior es positiva en todo momento, existirán suficientes motivos para ver el lado divertido de las cosas. El deseo de hacer felices a los demás es el verdadero y profundo motor que mueve a poner siempre una nota simpática en nuestro diario actuar. Pienso, por ejemplo, en los casos en que un familiar o amigo hayan perdido a un ser querido; o bien, que se encuentren con graves dificultades en su trabajo; cuando les aparezca una grave enfermedad; o en el caso de que una persona haya tenido una gran desilusión y necesite unas palabras de ánimo. El hecho de acompañarles en su dolor y pena, consolar al que sufre, ayudarles a visualizar la existencia humana con un sentido trascendente son, sin duda, apoyos de bastante ayuda. Es muy importante aprender a ser felices en esta Tierra. Recordar que la vida es sólo una. Por ello, ¡vale la pena vivir con alegría, optimismo y buen humor! Es la mejor herencia que dejaremos a los demás. (1) Cfr. Bergson, Henri, “La risa. Ensayo sobre el significado de la comicidad”: Buenos Aires, Editorial Espasa Calpe, 2011. (2) Cfr. Espinoza Aguilera Raúl, “Si quieres, puedes ser feliz”, “Panorama Editorial”, México, 2019. Capítulo 14. (3) Garanto Alós, Jesús, Paidología del humor, Barcelona, Editorial Herder, 1983.

martes, 9 de noviembre de 2021

¿UN AMOR DE TELENOVELA? EL AMOR CRECE EN LA LIBERTAD

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber En cuestiones de moral, en ocasiones se desea saber el límite entre el bien y el mal; se pregunta hasta dónde uno puede llegar antes que cometer un mal. Pero la moral que nos trajo Cristo, además de darnos claridad al respecto, nos invita a mirar hacia lo alto, a la santidad. El Papa Francisco recuerda que san Pablo respondía a los dicen que todo le es lícito que, sin embargo, no todo les era conveniente, ni todo edifica (cfr. 1 Cor 10,23). Hay situaciones, que sin ser malas, no conviene hacerlas. Nuestro andar por la tierra ha de ser de amor a Dios y al prójimo, todo lo que impida crecer en él, no conviene. En una relación matrimonial, no se trata simplemente de no hacerse daño, sino de crecer el amor. Por ello se han de cuidar los detalles. Por ejemplo, en un día ordinario, el marido va en su carro y le ofrecen en la calle unas flores. Si no las compra, no pasa nada. Pero si las compra para regalarlas a su esposa, crece su amor y el de la esposa. De manera semejante sucede con nuestra relación con Dios. No solo debo evitar lo que le ofenda, sino he de obrar para agradarle y crecer en el amor. Por ejemplo, si por la calle veo un templo, puedo acompañar al Señor un momento diciéndole algo afectuoso, o puedo seguir de largo. De uno depende si crece en su amor. No se trata sólo de cumplir por “obligación” lo dispuesto, sino de procurar ir a más, porque el amor siempre aspira a dar más. 2) Para pensar El arquitecto Mies Van Der Rohe (1886-1969) es considerado, junto con Le Corbusier y Gropius, uno de los mejores arquitectos del siglo XX. Era un hombre que amaba la claridad, el orden, la exactitud en la proporción, cuidando todos los detalles por pequeños que fueran. A lo largo de su vida solía repetir una enseñanza: “Dios está en los detalles”. Cuando se deja de tener detalles con la persona amada, el amor se está debilitando, con el peligro de morir. Si se reduce la libertad a complacer sólo los propios gustos, entonces nos esclaviza. Y sólo el amor es capaz de liberarnos. Sólo cuando la libertad es guiada por el amor, es cuando nos hace libres a nosotros mismos y a los demás. Por eso la libertad crece con el amor. Pero, advierte el Papa, no con el amor de telenovela, no con la pasión que busca simplemente lo que nos apetece, sino con el amor verdaderamente libre y liberador que vemos en Cristo. 3) Para vivir San Pablo afirma que la libertad no es pretexto para vivir para el placer, según los gustos o los propios impulsos egoístas. Todo lo contrario, la libertad que Cristo nos ganó conduce a estar «al servicio los unos de los otros». Pues la verdadera libertad se expresa plenamente en la caridad, no busca el propio interés. Es la enseñanza del Evangelio: somos libres en el servir, nos encontramos plenamente en la medida en que nos donamos. Somos verdaderamente libres cuando amamos y servimos gratuitamente a quienes nos rodean, de modo particular a los pobres, afirma el Papa Francisco. El amor nos hace libres, nos lleva a elegir y obrar el bien, nos mueve a servir. La caridad sabe escuchar sin imponer, sabe querer sin forzar, edifica y no destruye, no explota a los demás para su propia conveniencia y les hace el bien sin buscar su propio beneficio. (articulosdog@gmail.com)

domingo, 7 de noviembre de 2021

LA BREVEDAD DE LA VIDA Y DIVERSAS POSTURAS FRENTE A ESTA REALIDAD

Raúl Espinoza Aguilera @Eiar51 A propósito de este mes dedicado a los difuntos, es un hecho que la vida se nos va como agua entre las manos. Quizá con el paso de las décadas parecería que el tiempo se va acortando. Y las semanas se pasan casi sin sentirlas, al igual los meses. Hacia el otoño de nuestra existencia, nos guiamos por las estaciones del año. Pensamos: “Ya llegó la primavera y hace algo de calor”. Luego, consideramos: “Estamos en tiempo de lluvias”. Muy pronto aparece el clima frío y nos abrigamos más. Y de pronto, casi de modo sorpresivo, se dejan venir las fiestas de fin de año. Con asombro decimos: “¡Se fue un año más y ni lo sentí!” Mientras trabajamos y nos concentramos en infinidad de quehaceres, el tiempo parece que acelera su paso, porque se nos va sigilosamente, sin dejar huella ni rastro. Salvo en nuestros organismos que se van desgastando con el ese paso de los años y aparecen enfermedades y achaques propios de la edad. “El tiempo es implacable (…) desfigura los rostros”, como describía con acento trágico el poeta Octavio Paz. También el poeta nicaragüense, Rubén Darío, escribía con nostalgia y dramatismo: “Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro / y a veces lloro sin querer.” Muchas veces sucede que se piensa, de forma equivocada, que se poseerá por siempre una residencia estable en la tierra. Hay personas que se afanan en obtener el mayor número de bienes materiales. Y si tienen bastantes, no se conforman con lo obtenido, sino que quieren muchos más. Pero mientras viven, no faltan quienes se niegan a reflexionar que habrá un final de esta existencia y se acabará. Y mucho menos consideran sobre lo que habrá después de ella. Les parece de mal gusto hablar sobre ese tema, o bien, se considera un pensamiento sin sentido, que es equivalente a perder el tiempo. Porque lo importante es vivir el “hoy y ahora”, como me decía un amigo español “¡Vivir a tope!”, con toda intensidad; gozando al máximo cada segundo de la vida. Son aquéllos que tienen una visión hedonista de la existencia, concebida como un mero conjunto de placeres. Y huyen de todo dolor o malestar o asuntos desagradables. Por otra parte, hay quienes consideran que es mejor dedicarse a tiempo completo a realizar negocios, ganar bastante dinero y, en las reuniones con los amigos, conversar sobre cuáles han resultado ser buenos negocios y cuáles no. De día y de noche, su mente gira en torno a esa finalidad. Olvidan por completo que tienen deberes familiares como esposos y como padres; como ciudadanos o trabajar por el bien común. Eso no entra dentro de sus utilitaristas y pragmáticos esquemas. Me recuerda a uno de los personajes de “El Principito”, la obra maestra de Antoine de Saint-Exupéry, que no deja de contar millones de estrellas. Se molesta porque “El Principito” lo interrumpe y, de momento, olvida el número de estrellas que llevaba contadas. “¿Para qué cuentas tanto? ¿Las estrellas son tuyas?”-le pregunta “El Principito”. La única respuesta que obtiene es: “¡Vete ya, no me interrumpas más!”. Sin duda, es una crítica hacia esos personajes que dicen ser “muy serios” y sólo se ocupan de negocios y no saben gozar sanamente de la vida. No con capaces de contemplar un bello amanecer, ni un agradable paisaje, ni la sonrisa de un niño, o de un sereno lago con hermosos cisnes. Transitan como por un largo y oscuro túnel, centrados en sí mismos y en sus propios intereses, hasta que les sorprende la muerte: un infarto, un aneurisma cerebral, un paro respiratorio. Jamás voltearon para considerar la belleza de una noche cubierta de estrellas o un magnífico atardecer en el océano infinito, o sin reflexionar sobre Quién creó todas esas maravillas. Sus vidas quedaron truncadas de manera súbita y sorpresiva. Nunca reflexionaron sobre el sentido trascendente de la existencia humana. Como canta el poeta Bob Dylan: “Cuántas veces debe / un hombre alzar su vista / antes de que pueda / mirar el Cielo / (“La Respuesta está en el Viento”). Como me decía un médico que cumplió setenta y cinco años y angustiado comentaba: “Se me ha ido la existencia. Tengo cáncer de pulmón con el diagnóstico de que me queda muy poco tiempo de vida. Que, por cierto, fue bastante desastrosa. Con cuatro divorcios y un montón de hijos regados. Siento mucha culpabilidad. Me encuentro con las manos vacías, sin buenas obras. A veces quisiera volver a tener catorce años para volver a empezar y no cometer tantas torpezas como lo hice, pero me doy cuenta que eso es un imposible. Me urge hacer un examen general de mi vida y pensar en qué bien puedo hacer por los demás antes de partir de este mundo”. Como sabiamente escribía el inmortal escritor ruso Fiódor Dostoyevski: “El secreto de la existencia humana está no sólo en vivir, sino también en saber para qué se vive””. De ahí la importancia en realizar muchas buenas obras en servicio de los demás, de tener una vida útil y provechosa gastada en ayudar a quienes más lo necesitan, de darle un sentido a nuestro trabajo profesional que redunde en beneficio de la familia y de la sociedad, de interesarse por el bien de la comunidad y dejar una honda huella de bien en nuestro paso por la tierra.

viernes, 5 de noviembre de 2021

CONSIDERACIONES SOBRE EL ABORTO

P. Mario Arroyo, Dr. en Filosofía. p.marioa@gmail.com Un profesor universitario me preguntó: “¿estamos obsesionados los católicos con el aborto?”, a raíz de mi desconcierto sobre la afirmación de Joe Biden, el cual sostiene que el Papa le dijo que era un buen católico y que podía acercarse a comulgar. En realidad, se trata de dos temas diferentes, aunque confluyen en la triste realidad del aborto. De hecho, no es que los católicos estemos obsesionados con el aborto, pero ciertamente se trata de un rubro importante en el mundo de hoy. Con expresión de la Conferencia Episcopal Norteamericana, se puede decir que es una “prioridad preeminente” de la agenda católica, pero ser preeminente prioridad no significa que sea la única o que sea excluyente, como bien explica el arzobispo Cordilione: “preeminente no significa única”. La diferencia estribaría en que las otras realidades que preocupan a la Iglesia Católica no son tan controversiales, hay un consenso bastante generalizado al respecto. En efecto, la protección a los migrantes, la lucha contra la trata de personas, la erradicación de la pobreza, la preocupación por el cambio climático, o la búsqueda de la paz, por citar algunas, son algunas de las preocupaciones de la Iglesia compartidas por el grueso de la sociedad; no así el aborto. Eso se notó en la reciente reunión entre el Papa Francisco y Joe Biden. Si hemos de creer en lo que afirmó el segundo –y no hay razón de peso para no hacerlo-, no se habló del aborto –lo que nos hubiera gustado a todos los que somos provida- y en cambio se abordaron todos los demás temas, en donde se podía alcanzar un consenso y trabajar en común. Esto es una muestra práctica de que los católicos no estamos obsesionados con el tema del aborto. Tampoco significa que al Papa no le importe el aborto, pues, por ejemplo, recientemente ha bendecido unas “campanas pro-vida”, “para recordar la voz de los no nacidos” y “anunciar el Evangelio de la vida”. Entonces ¿Por qué no trató el tema con Biden? Claramente tiene más trascendencia negociar al respecto con el Presidente de los Estados Unidos que bendecir unas campanas. Aquí es donde está la incógnita, resolverla significaría interpretar a Francisco. Adentrándonos en el pantanoso mundo de las interpretaciones, pienso que el Papa toma la opción fundamental por tender puentes, eludiendo las cuestiones controversiales, porque sabe que no va a conseguir demasiado y va a perder oportunidades de crear sinergia en otros temas importantes. Me parece una actitud análoga a la de Pio XII de no condenar públicamente el holocausto. Nuevamente se trata de un holocausto silencioso de millones de niños, pero Francisco sabe que Biden está en la presidencia precisamente por enarbolar esa bandera, y que no va a conseguir nada confrontándose con él. Es decir, se trata de una decisión de prudencia política, equivalente a considerar perdida una batalla e intentar ganar puntos en otras importantes. Nuevamente, es evidente, los católicos no estamos obsesionados con el aborto y nuestra agenda es mucho más rica que ese monotema, aunque nos duela particularmente ver la evolución del problema. Lo que me parece más cuestionable, sin embargo, es que el Papa le haya animado a comulgar. Yo, personalmente, lo dudo mucho; y dudo también que el Papa lo vaya a desmentir públicamente. En este rubro, me parece, Biden está utilizando al Papa, para “defenderse” de la Conferencia Episcopal Norteamericana, que tiene pendiente, por petición del mismo Francisco, establecer una política clara al respecto. Biden puede ser muy sagaz e instrumentalizar a Francisco. Puede que le “autoricen” comulgar. Pero es un hecho que está promoviendo a nivel global uno de los crímenes más graves contra la vida humana, y que eso pesa sobre su conciencia, pues es su responsabilidad ineludible. En este sentido, si eventualmente se acerca a comulgar, no va a ser en beneficio propio, pues ningún Papa puede abolir la Escritura, que claramente sentencia “quien come y bebe indignamente el Cuerpo, come y bebe su propia condenación”. Y cara a Dios, el Presidente de los Estados Unidos es un ser humano igual que todos, pues “Dios no hace acepción de personas”. Sus credenciales y astucias de poco servirán cara al juicio divino, y lo triste es que parece no darse cuenta. Recemos por él.

lunes, 1 de noviembre de 2021

EL INCREÍBLE GENIO LITERARIO DEL ESCRITOR STEFAN ZWEIG

Raúl Espinoza Aguilera @Eiar51 Stefan Zweig es uno de esos escritores asombrosos que nos envuelve con una prosa tan dinámica, que sus novelas y biografías “no se pueden dejar de leer”, o bien, es frecuente que los lectores comenten que las leen “de un tirón” por poseer una pluma tan ágil y escribir relatos tan apasionantes. Recuerdo sus biografías “Fouché, el genio tenebroso” (1929); “Américo Vespucio. La historia de un error histórico”; “María Antonieta” (1932;, “María Estuardo” (1934); “Erasmo de Rotterdam” (1934), “El Conquistador de los mares: la historia de Magallanes” (1938); “Romain Rolland, el hombre y su obra” (1921); “Paul Verlaine”; “Tres Maestros: Dickens, Balzac, Dostoievski”; “Castellio contra Calvino, Conciencia contra Violencia”; “Momentos estelares de la humanidad” (1927); “La lucha contra el demonio: Holderling, Kleist, Nietzsche; “Monteigne”; “Tres poetas: Casanova, Stendhal, Tolstoi” y su “Autobiografía”. ¿Pero quién fue este autor que produjo un verdadero torbellino de obras a principios del siglo pasado? Stefan Zweig nació en Viena en 1881 en el seno de una familia judía y falleció en 1942 en Petrópolis, Brasil. Fue Doctor en Filosofía y estudió en la Universidad de Viena. Había concluido la Primera Guerra Mundial. Existía gran efervescencia cultural en la Europa de entreguerras. Fue un despertar de movimientos vanguardistas en la Pintura, en la Literatura, en la Escultura, en la Danza, en la Ópera, en la Música y con el nacimiento de la Psiquiatría de la Escuela Vienesa con las aportaciones de Sigmund Freud y muchos otros especialistas. Los cafés de París y Viena lo frecuentaban numerosos intelectuales de renombre. Stefan Zweig quiso relatar, en una maravillosa radiografía, ese histórico momento pletórico de esperanza y optimismo en su obra “Europa”. Sorprende su gran capacidad intelectual porque, aunque parezca increíble, fue escritor, traductor, periodista, dramaturgo, poeta, crítico literario, historiador, biógrafo, novelista, prosista y ensayista. Dicho en otras palabras, nos encontramos ante un hombre de una extraordinaria cultura que podía sintetizar historia, sociología, literatura y conocimiento el profundo de sus personajes y de las épocas en que vivió. Sus obras más conocidas son “María Estuardo”, Reina de Escocia y “Fouché”, el influyente político francés de fines del siglo XVIII y principios del XIX, completamente amoral, en la que Zweig deseaba reflejar los gobiernos totalitarios del siglo XX.. Su obra “María Antonieta” fue adaptada al cine en 1938 y protagonizada por Norma Shearer, actriz de la Metro Goldin Mayer. Otro de sus escritos inspiró “El Gran Hotel Budapest” fue estrenada en 2014. Es admirable la profundidad que logra en sus análisis literarios, por ejemplo, en el caso de Fiódor Dostoyevski”, catalogado como unos de los grandes escritores de la Literatura Universal. En sus obras teatrales y en su modo de concebir la existencia humana, recibió una notable influencia del fundador del Psicoanálisis, Sigmund Freud, también austríaco y judío. Entre esas obras destaca “Jeremías” (1916). Recuerdo con particular gusto la magistral biografía “Fouché, el genio tenebroso”. Digo “magistral” porque posee una prosa sumamente atractiva, que rompe el estilo convencional de su época y conduce al lector por un ritmo acelerado. Nos introduce y hace que encarnemos a este político francés, con gran realismo, que mueve a que nos imaginemos hasta los más mínimos detalles de todas sus argucias y razonamientos malintencionados. Era como una especie de genio del mal. En la Primera Guerra Mundial, Zweig, se convirtió en activista político. Era un pacifista convencido. En los años treinta sufrió persecución de los nazis debido a su origen judío. Fue entonces cuando se interesó por investigar a fondo al “Fascismo” que había hecho estragos en Italia y Alemania. Para escapar de los campos de concentración nazis, no le quedó más remedio que refugiarse en Brasil para continuar escribiendo. A principios del siglo pasado hasta su muerte, en 1942, fue toda una celebridad y era muy comentado en el acontecer cultural de Europa. En poco tiempo logró publicar una enorme cantidad de novelas, poemas, obras de teatro, ensayos y biografías. No me explico todavía cómo logró esta hazaña. Parecería que le movía un ansia de escribir, publicar sus escritos para difundir su producción literaria a manos llenas. Son célebres sus frases: “Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal, el bien más preciado sobre la Tierra. Lamentablemente, Stefan Zweig y su esposa decidieron suicidarse debido a la visión materialista y existencialista que tenían de la vida. Además, consideraban que el nazismo acabaría triunfando a escala mundial. Otra de sus frases célebres es: “El triunfo o el éxito, entendido como verdadero valor, exige sacrificio”. Algunos intelectuales consideran esta frase de Zweig resulta un pesimista. Pero en mi opinión, no existe ninguna meta que se quiera lograr sin sacrificio. El sufrimiento y el dolor son parte integrante de nuestro diario caminar ante las enfermedades, las molestias del organismo o los contratiempos que la existencia misma lleva consigo. Me parece que se trata de una concepción realista y acertada porque los enfoca como aprendizajes o retos que presenta la vida. En conclusión, Stefan Zweig es un autor que considero bastante interesante para leer y que ha dejado un interesante legado en la cultura del siglo XX. Sin perder de vista, su concepción nihilista, existencialista y hasta contradictoria de la existencia humana.

SER LIBRES PARA AMAR

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber Contaba una escritora, Mari Carmen Sánchez, un recuerdo de su juventud universitaria. Una compañera no fue a sus clases. La directora les preguntó a sus compañeras si estaba enferma su amiga. “No está enferma; nos dijo que hoy no quería ir a las clases”, le contestaron con temor de que la directora se enojara. Pero ésta respondió con tranquilidad: “Ah, está bien”. Y añadió: “si la gente acepta que una alumna no asista a las clases por estar enferma, también ha de aceptar que no vaya porque no lo desea. La libertad de una persona es muy importante... Claro está que, en este caso, ella es la responsable de las consecuencias de su decisión que, obviamente, serían diferentes que si hubiera sido a causa de enfermedad”. Cuando se obra con libertad, se tiene la responsabilidad de las consecuencias de esos actos. Pero la libertad no se perfecciona eligiendo lo que sea, sino cuando se elige el bien. La libertad ha de estar iluminada por la verdad, señala el Papa Francisco. La libertad no se nos fue dada para “hacer lo que me apetece y me gusta”, pues sin el bien sería una libertad vacía, que nos deja, a la vez, también vacíos. Sólo cuando se elige el verdadero bien para nosotros y para los otros, la libertad es plena. 2) Para pensar En un Congreso Eucarístico en Hungría, una mujer dio su testimonio. Se trataba de Barbara Heil, ex pastora protestante estadounidense y que habló sobre su camino hacia la fe católica y de la importancia de la Eucaristía para su vida. Declaró que se convirtió después de leer los hermosos escritos de la Biblia. El Evangelio de San Juan es una carta de amor de Dios a nosotros. También estudió a los Padres de la Iglesia, y, sobre todo, al profundizar sobre el significado de la Misa Eucarística. Concluía que no le quedó ningún argumento para no estar con la Iglesia Católica. Para su salto de fe, reveló que tuvo que renunciar a muchas cosas, pero sólo así pudo ser libre para seguir al Señor. El Papa Francisco afirmaba que se requiere valentía para dejar aquello que aleja del Señor: ¡No tener miedo del Él! Aclaró Bárbara que fue “absolutamente central el encuentro con Cristo en la Eucaristía: cuando vengo a Misa, soy una gran adoradora…, sé que estoy con Cristo y Él conmigo. No lo dejo cuando dejo la Iglesia: Él está conmigo y en mí; me alimenta de sí mismo dándome su Cuerpo y su Sangre. Y es real”. En la Iglesia “necesitamos más gente enseñando, más catequesis… todo el mundo está llamado a ser santo, y es Jesús quien quiere conocerme”. Ahora se dedica a difundir las enseñanzas de la Iglesia Católica. 3) Para vivir En la audiencia del Papa, sucedió que un niño se le acercó espontáneamente. El Papa comentó que podemos aprender esa libertad del niño, para también acercarnos al Señor sin temor, con confianza amorosa, pues sin amor no hay libertad. Hay amor cuando buscamos el bien verdadero para uno mismo y los demás. Por ello es imprescindible el amor al bien para ser libres, porque un egoísta que decide lo que gusta desordenadamente, realmente ha perdido la libertad y está esclavizado a su gusto. Somos verdaderamente libres cuando amamos y servimos gratuitamente a quienes nos rodean. (articulosdog@gmail.com)