viernes, 29 de octubre de 2021

A FAVOR DE UNA MEJOR CULTURA

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber El término cultura tiene muchos significados. Por ejemplo, en 1952 dos investigadores, Kroeber y Kluckhohn, recopilaron una lista de 164 definiciones de cultura. Entre tantas, parece aceptable la dada por el filósofo Carlos Dión Martínez: “Cultura es todo lo hecho por el hombre en sentido valioso”. Pues en la sociedad hay elementos que perjudican a la persona y que propiamente no se les pueden llamar culturales. Así, la cultura de un país puede adoptar componentes de otra, si éstos le ayudan a mejorar. La fe es un tesoro que nos ofrece la verdadera libertad obtenida por nuestro Señor Jesucristo. El Papa Francisco, comentando a san Pablo, señala que esa libertad ofrecida por el Evangelio no entra en conflicto con las culturas ni con las tradiciones de los pueblos, sino que más bien las perfecciona tratando de eliminar todo aquello que atenta contra la persona y permitiendo adquirir la plena dignidad de hijos de Dios. Esa libertad es ofrecida a toda persona sobre la tierra, por ello la fe puede ser aceptada por la cultura de cualquier país y época. 2) Para pensar Había un joven que cada vez que se encontraba con su vecino, un señor mayor, criticaba en contra de los católicos y de la Iglesia. El señor, un tanto harto de esos comentarios, lo invitó un día a su casa. Ahí le enseñó un alto manzano que llevaba años cultivando en su jardín. Le mostró que ya habían caído al suelo algunas de las manzanas. Entonces le preguntó: “¿Por qué piensas que esas manzanas están en el suelo?” El joven respondió: “Ya estaban estropeadas. Se ve que están podridas”. Entonces el señor le comentó: “Pienso que por ello debería cortar el árbol”. El joven se opuso: “No lo hagas, sólo las que cayeron están malas. Cuelgan muchas buenas y seguirán brotando otras”. El señor concluyó: “Efectivamente, en toda sociedad puede haber algunos miembros malos. La Iglesia, que es una sociedad grandiosa, es un árbol maravilloso. Pero no hay que juzgarla por los frutos caídos, sino por los que quedan en ella”. Y le invitó amigablemente a comer una sabrosa manzana cortándola del árbol. 3) Para vivir El verdadero sentido de la inculturación, es que podamos anunciar a Cristo Salvador respetando lo bueno y auténtico que existe en cada cultura y en cada sociedad. No se trata de uniformizar ni de imponer un solo modelo cultural. ¡La unidad sí, la uniformidad no!, afirma el Papa. Este es el sentido de llamarnos católicos, de hablar de Iglesia católica: no es una denominación sociológica para distinguirnos de otros cristianos. Católico es un adjetivo que significa universal. Iglesia Católica quiere decir que la Iglesia tiene en sí, en su naturaleza misma, la apertura a todos los pueblos y las culturas de todo tiempo, porque Cristo ha nacido, muerto y resucitado por todos. Gracias a Cristo somos libres por la gracia —no por pagar— liberados por el amor gratuitamente. Liberados de la esclavitud para caminar hacia la plenitud de la libertad. A la Iglesia le interesa comunicar esa verdad y libertad a todos, está abierta para acoger a cada pueblo y cultura. (articulosdog@gmail.com)

jueves, 28 de octubre de 2021

PROFESOR UNIVERSITARIO, ¿SANTO?

P. Mario Arroyo, Dr. en Filosofía. p.marioa@gmail.com El 25 de octubre de 2021 dio comienzo formalmente el proceso encargado de verificar la santidad del Ingeniero Arturo Álvarez Ramírez, profesor por más de 30 años de la Universidad de Guadalajara (México). A partir de ahora recibirá el título de “Siervo de Dios” y se podrá difundir su devoción privada a la espera de que algún milagro confirme formalmente que Arturo está en el cielo gozando de Dios. ¿Cuál es el atractivo o novedad de este proceso de canonización, como se le llama técnicamente? ¿Por qué resulta especial la figura de Arturo? ¿Por qué la Iglesia quiere proponerlo como modelo de vida cristiana? Pienso que, fundamentalmente, por su extraordinaria normalidad; es decir, se trataba de alguien que vivía de forma extraordinaria la vida ordinaria, y por eso puede ser modelo para todos los que tenemos que lidiar habitualmente con nuestra vida ordinaria, normal, sin brillo. ¿Modelo para qué? Para que vivamos también nosotros extraordinariamente nuestra vida, y en ella descubramos el lugar de nuestro encuentro con Dios y de servicio a los demás. Arturo es, además, el primer mexicano del Opus Dei y el primer agregado (miembro célibe que no vive en una casa del Opus Dei) a nivel mundial que está en proceso de beatificación. Arturo no fue famoso en su momento, pero sí muy querido y admirado por sus alumnos y colegas en la Universidad de Guadalajara. Aunaba, en exótica combinación, el prestigio académico con un sincero e inusual interés y preocupación por sus alumnos. Un buen número de ellos reconocen, abiertamente, que su encuentro con Arturo fue determinante para que ellos a su vez se encontraran con Dios, se convirtieran, o descubrieran su vocación. Famoso por su puntualidad: “la puerta se cierra a las 7” era su lema de batalla, y durante 30 años cerró las puertas del aula a esa hora, sin fallar. Por ello, ahora la UdeG cuenta con un aula dedicada a él, donde campea esa leyenda. Podría haber sido un notable profesor universitario, de los que hay muchos, con preocupación por sus alumnos, merecedor de un aula y un busto en su universidad, pero el postulador de su causa piensa que además de todo eso, fue santo. ¿Por qué? Por su vida de unión con Dios, especialmente su amor a la Eucaristía y a la Virgen María. La fase diocesana del proceso de beatificación y canonización de Arturo dio comienzo con la constitución del Tribunal Diocesano, encargado de tomar la declaración bajo juramento a 31 testigos de la vida santa de Arturo. Solo uno de ellos es su familiar, el resto son colegas y alumnos universitarios, así como 8 miembros de la Prelatura del Opus Dei, institución a la que él pertenecía. El Tribunal es nombrado por el Cardenal de Guadalajara, lo preside un experto en Derecho Canónico e Historia de la Iglesia, cuenta además con un Promotor de Justicia, el mal llamado “Abogado del diablo”, encargado de velar porque todo se desarrolle conforme a la ley, y una Notaria, encargada a su vez de levantar acta de todo lo que se diga ante el Tribunal. Al evento de apertura asistieron varias personalidades, como el Doctor Ricardo Villanueva Lomelí Rector General número 50 de la Universidad de Guadalajara (cuyo fundador Fray Antonio Alcalde también está en proceso de canonización). En un momento en el que pareciera que Dios es echado fuera de las aulas universitarias, considerado una reliquia del pasado cuando no un intruso, es bonito comprobar cómo puede hacerse presente en ellas a través del trabajo bien hecho, con profesionalidad, de un maestro. Cabe decir que la materia que impartía, aparentemente poco tendría que ver con Dios, pues era catedrático de Química Inorgánica. Sin embargo, él era capaz de pasar de la química a cuestiones más personales, hasta el punto que algunos de sus alumnos llamaban “confesonario” a su oficina. En maravillosa síntesis Arturo armonizó competencia y prestigio profesional, afán apostólico y una acendrada vida interior centrada en el amor a Jesús Eucaristía y a la Virgen María. Y todo ello con normalidad, sin nada llamativo u ostentoso. Es un modelo que podemos imitar, un ejemplo de “los santos de la puerta de al lado” de los que hablaba el Papa Francisco. ¿Qué sigue ahora? Esperar a que el Tribunal diocesano culmine su trabajo, una vez interrogados los testigos, se envía la información a la Congregación para las Causas de los Santos, en Roma y se espera pacientemente el milagro que le abra la puerta a los altares.

lunes, 25 de octubre de 2021

EL ABORTO Y EL DERECHO EN LAS ANTIGUAS CIVILIZACIONES

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 En un interesante ensayo escrito por Federico Trino-Figueroa M.-Conde, titulado “La legalización del aborto en el derecho comparado” comenta que desde que existía la civilización, el aborto voluntario ha sido siempre castigado por las leyes. Sostiene que la condena al aborto no se ha limitado al cristianismo ni es una condena exclusivamente religiosa o moral. La “arqueología jurídica” demuestra que las más antiguas civilizaciones consideraron la vida desde la gestación como un valor superior, que exige la protección del derecho por medio del establecimiento de sanciones ante eventuales ataques. Diecisiete siglos antes de Cristo, el “Código de HammurabÍ”, dedica seis de sus preceptos –los párrafos 209 a 214- a sancionar con pena de talión y/o compensación económica, a los distintos tipos de abortos causados deliberadamente. Y lo mismo se comprueba en los restantes “monumentos jurídicos” de la antigüedad precristiana, desde el “Éxodo” bíblico, a la literatura india del “Veda” o de las leyes de “Manú”. Comenta este especialista que en la cultura griega y el Derecho Romano introdujeron nuevos factores y matices en esta evolución. Para el filósofo Aristóteles le resultaba muy claro que el aborto siempre es un acto criminal. También apoyaba el concepto que en la práctica no se puede olvidar el “Juramento de Hipócrates” que prohibía a los médicos practicar el aborto voluntario. Por su parte, el Derecho Romano, en su etapa clásica, vino a sentar el principio fundamental de la protección jurídica del concedido y el aborto era considerado como un delito. Entonces, podríamos preguntarnos, ¿cómo se explica que la despenalización del aborto en México haya sido aprobada de manera tan sorpresiva? Pienso que se debe a que el Presidente de Estados Unidos, Joseph Biden Jr., aunque dice ser católico, es un partidario a ultranza del aborto. Considero que si se hubiera reelegido como Presidente, Donald Trump, el aborto no hubiera sido despenalizado en México. Porque Trump siempre ha sido un claro defensor de la vida humana desde el momento de su concepción. ¿Por qué lo afirmo? Porque ya sabemos la gran influencia que ejerce el gobierno norteamericano en el Hemisferio Occidental, particularmente en Latinoamérica, y el hecho de que al aborto le hayan dado “vía rápida de aprobación” considero que se debió a la presión que ejerció la Casa Blanca sobre el Presidente Andrés Manuel López Obrador y habitualmente son decisiones cupulares a cambio de generosos préstamos económicos. México siempre ha funcionado así y ahora no pudo haber sido la excepción. Pero respeto las opiniones contrarias. Recuerdo que durante la campaña electoral del candidato a la Presidencia, Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), adoptó el significativo lema que “Gobernar era Poblar”. Se trataba de fomentar el crecimiento poblacional para fomentar el progreso de México en todos sus aspectos. Al poco tiempo, habiendo ya tomado el cargo de Primer Magistrado de la Nación, cambió radicalmente su postura. Entonces lanzó su lema con aquella funesta cancioncilla de que “La Familia Pequeña Vive Mejor”, que tanto daño hizo en la familia media mexicana porque introdujo una visión egoísta y centrada en darle prioridad al placer entre los cónyuges rompiendo de esta manera la visión unitiva y procreadora de la relación sexual y contribuyendo a trivializar el matrimonio Se distribuyeron miles y miles de píldoras anticonceptivas en todo el país y lo más grave: en comunidades rurales –sin el consentimiento de las personas- a las mujeres se les ligaban las trompas de Falopio y a los hombres se les hacía la vasectomía. Claro está, cuando vinieron las reclamaciones por parte de los afectados que deseaban tener más hijos, ya no se podía hacer absolutamente nada para solucionar esta cruel e injusta imposición. Dicho en otras palabras, se atropellaron brutalmente la dignidad de las personas y los derechos humanos. Actualmente, basta con una mera fotografía o un ultrasonido que muestre la existencia del bebé en el seno de su madre en el que se pueden observar su cabeza, el tronco y las extremidades. Incluso, cómo se mueve. Hasta pequeños detalles, por ejemplo, si se chupa el dedo y hasta cuando tira pequeñas patadas. Son pruebas evidentes e incuestionables de que existe la vida humana en el seno de la madre. Ahora bien, si se considera “políticamente correcto” negar esta evidencia es que nos encontramos ante un eclipse de la razón. Ya no se discurre intelectualmente ni se ofrecen pruebas sino simplemente se hace violencia para imponer un punto de vista equivocado, más propio de un tirano.porque resulta incomprensible la decisión que tomó el actual Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lic. Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. En conclusión, la afirmación del Derecho Romano y de otros Códigos de civilizaciones antiguas acerca de que el concebido debe tener una protección legal, ya forma parte de la Ética Universal en la construcción de la teoría sobre el ser humano no nacido y en los derechos intrínsecos a su personalidad.

martes, 19 de octubre de 2021

ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY: AUTOR DE LA MAGISTRAL OBRA “EL PRINCIPITO”

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 Me parece que la mayoría de los lectores hemos quedado cautivados ante su célebre obra “El Principito” (1943) por su candidez, aparente simplicidad y honda sabiduría. En un principio se pensó que era un libro de aventuras para niños. Pero estaba destinado a la lectura del público adulto porque esta obra está plagada de profundas imágenes y símbolos. Tiene frases bastante luminosas y sugerentes como: “Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección” que son perfectamente aplicables para el matrimonio y el noviazgo. Otra frase que es muy aprovechable para la virtud de la fortaleza y la paciencia: “El fracaso fortifica a los fuertes”. Una interesante reflexión para aplicar al entorno circundante: “El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas”. Sobre una humanidad pacífica escribía: “Si queremos un mundo de paz y de justicia decididamente hay que poner la inteligencia al servicio del amor”. Como afirma el conocedor de su obra, Charles Moeller: “El elemento constante en él es su gusto por la aventura poética, que le permitía escapar de la monotonía en la vida cotidiana. (…). En todo buscaba el mundo de la belleza”. Este escritor nació en Lyon en 1900 y procedía de familia noble. A los 4 años quedó huérfano de madre. De joven intentó ingresar en la sección de arquitectura de la Escuela de Bellas Artes, pero no superó el examen de admisión. Buscó numerosos trabajos, tocó muchas puertas, pero al no tener un título profesional, no encontró un empleo bien remunerado. Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) fue un aviador y escritor francés. Reconozco que al leer con calma sus obras completas, me dejaba un cierto resabio de su amargura, desilusión y desencanto. No acertaba a encontrar la causa profunda. El crítico literario, Jean Claude Ibert, me proporcionó la pista acertada. Al parecer este escritor francés era creyente y pensaba en la existencia de un Ser Supremo. Pero esa creencia se fue difuminando por múltiples causas. Originalmente pensaba en la necesidad de un Absoluto, pero lo fue vaciando de contenido hasta caer en la completa vacuidad. Afirma que en realidad creía en el hombre y en un paraíso en la tierra, más que celestial. Esa contradictoria postura le condujo a una crisis existencial porque con frecuencia padecía de hastío, tedio y monotonía vital, similar a la del escritor Albert Camus y otros filósofos existencialistas. Es decir, Saint-Exupéry estaba ya muy lejos del Dios de la fe cristiana y su postura lo condujo a un difuminado y vago humanismo. Y concluye este autor: “Si yo poseyera la fe, es bien seguro que una vez pasada esta época de trabajo innecesario e ingrato no soportaría más que Solesmes” (la paz de un convento benedictino). El escritor se refería a que, antes de ser aviador, tuvo una larga temporada en que se dedicó a ocupaciones de ínfima categoría y con muchos esfuerzos y apuros logró sacar adelante sus gastos personales. Finalmente, se le permitió trabajar a prueba como aviador. Que a la postre quedó como un empleo fijo. Esta dedicación le servía como un vehículo para reflexionar sobre la humanidad y muchos otros temas trascendentes. Escribe Charles Moeller que su oficio “le indujo a la contemplación, al recogimiento interior, a la meditación. La soledad del desierto le dio sentido de lo invisible, oculto en lo visible”. Se casó con la salvadoreña-francesa Consuelo Suncín (1901-1979). Llevaron un matrimonio tormentoso en el que debido a la vida bohemia del escritor estuvo lleno de infidelidades que enfrió el matrimonio. Sus obras principales, además de “El Principito” son: “Correo del Sur” (1928), “Vuelo Nocturno” (1931), “Tierra de Hombres” (1939), “Piloto de Guerra (1941), “La Ciudadela” (1948) su obra póstuma y quizá la más reveladora sobre su crisis existencial. Solía volar desde Paris a diversos puntos de África y luego volaba hasta la Argentina. Hay que señalar que eran aviones muy rudimentarios y, con frecuencia los pilotos sufrían de accidentes que les costaba la vida. Era toda una aventura volar en aquellos aviones, en particular los que cruzaban el Océano Atlántico. Este escritor tuvo percances graves en el desierto en que se golpeó con fuerza el cráneo y eso le trajo numerosas secuelas. Por otra parte, admiraba a los hombres que eran capaces de sacrificar sus propias vidas para la salvaguardia y salvación de la humanidad y muchas otras actitudes altruistas. Tuvo un enorme cuidado por conseguir la pureza y exactitud del lenguaje. Revisaba una y otra vez sus textos puliéndolos y buscando los términos que consideraba más adecuados. Por ello, recibió numerosos reconocimientos literarios como: “El Gran Premio de la Novela de la Academia Francesa” (1939), “El Premio Nacional del Libro”, “El Premio Nacional del Libro de No Ficción” (1939). Al final de su libro póstumo “La Ciudadela” dedica a Dios una humilde y contrita oración para que el Señor le tenga misericordia. Al parecer tuvo una conversión en el último momento de su vida. Nunca estuvo de acuerdo con el nacionalsocialismo de Adolfo Hitler ni con el fascismo y se opuso a esos regímenes totalitarios. En 1944, mientras volaba, fue derribado por un avión caza nazi, falleciendo en el acto mismo del accidente porque se pensaba que era sospechoso de recabar información confidencial para los Aliados. Como en efecto, así era. Antoine de Saint-Exupéry, aunque llevó una vida aciaga y le corroía interiormente su visión existencialista y su conflictiva vida amorosa, llegó a un grado de perfección literaria que ha sido reconocido internacionalmente. Su obra magistral “El Principito” se ha convertido en el libro francés más leído y traducido a 250 idiomas. .

PARA COMPRENDER EL DOLOR EN CLAVE CRISTIANA

P. Mario Arroyo, Dr. en Filosofía. p.marioa@gmail.com Pregunta un alumno de medicina: “Padre, en la Nueva Carta a los Agentes Sanitarios se dice que algunas personas pueden rechazar los analgésicos para unirse a la Cruz de Jesucristo, para ofrecer sus dolores a Dios. ¿Qué gana Dios con nuestro sufrimiento? No me hace sentido tal aseveración.” Efectivamente, es muy aguda la observación del alumno, y comprensible en un mundo descristianizado. Son pocos los lugares, en el Magisterio reciente, donde se recuerda tal posibilidad, pareciera una práctica perdida, residuo de antiguas visiones tremendistas del cristianismo. Sin embargo, tal perspectiva no ha desaparecido totalmente del Magisterio de la Iglesia y de la práctica cristiana. Baste recordar dos textos: En la Nueva Carta a los Agentes Sanitarios, documento del 2017, dice en su número 95: “El dolor puede tener para el cristiano un alto significado penitencial y salvífico… No debe, pues, sorprender que algunos cristianos deseen moderar el uso de los analgésicos, para aceptar voluntariamente al menos una parte de sus sufrimientos y asociarse así, de modo consciente a los sufrimientos de Cristo crucificado.” El otro texto es de Benedicto XVI, en su encíclica Spe Salvi n. 40, donde pareciera que hace una reminiscencia de prácticas ya materialmente perdidas, o en desuso dentro de la Iglesia, pero que sería interesante recuperar: “La idea de poder «ofrecer» las pequeñas dificultades cotidianas, que nos aquejan una y otra vez como punzadas más o menos molestas, dándoles así un sentido, era parte de una forma de devoción todavía muy difundida hasta hace no mucho tiempo, aunque hoy tal vez menos practicada. En esta devoción había sin duda cosas exageradas y quizá hasta malsanas, pero conviene preguntarse si acaso no comportaba de algún modo algo esencial que pudiera sernos de ayuda. ¿Qué quiere decir «ofrecer»? Estas personas estaban convencidas de poder incluir sus pequeñas dificultades en el gran com-padecer de Cristo, que así entraban a formar parte de algún modo del tesoro de compasión que necesita el género humano. De esta manera, las pequeñas contrariedades diarias podrían encontrar también un sentido y contribuir a fomentar el bien y el amor entre los hombres.” Vale la pena citarlos por extenso, pues son bastante esporádicas las alusiones del Magisterio a esta realidad, que de otra parte es muy habitual. Enfrentarnos al tema del dolor y darle un sentido cristiano. El alumno de la clase convenía en la oportunidad de ofrecer tal dolor si no podía evitarse; pero no entendía el hecho de no evitar un sufrimiento, pudiendo hacerlo. No es culpa suya, ha crecido en un ambiente hedonista, donde el bien es el placer, lo que se debe buscar, y el mal es el dolor, lo que se debe evitar. No entraba en su cabeza la posibilidad de no evitar voluntariamente un dolor. Constituía una muestra práctica, fehaciente, de la cultura secularizada, hondamente descristianizada. Frente a esta cultura y mentalidad, el mensaje cristiano de la penitencia puede sonar más o menos a chino, es decir, incomprensible. No es el tema nuclear, pero sí es medular en el cristianismo la realidad de la Cruz. El sufrimiento de Cristo y la posibilidad de unirnos a ese sufrimiento. Un cristianismo sin cruz no es auténtico. Vale la pena recordar algunas de las “ventajas” del dolor, leído en clave cristiana, pues es una realidad que no podemos evitar del todo y con la que nos hemos enfrentado abruptamente ahora, durante la pandemia. El dolor es ambivalente: nos puede destruir interiormente o nos puede hacer crecer, madurar, ser más humanos y comprensivos con nuestros semejantes. Todos tenemos pecados, y por tanto todos necesitamos de la penitencia para purificarnos y poder gozar de Dios al final de nuestras vidas. Y un sentido más profundo, “místico” del sufrimiento, es la posibilidad espiritual de unirnos a Jesús sufriente a través de él. Una catequesis completa sobre el sentido cristiano del sufrimiento la encontramos en san Juan Pablo II, en el ya lejano 1984, con su carta Salvifici doloris. Vale la pena darle una releída, una desempolvada, pues nos estamos enfrentando al sufrimiento sin las claves cristianas capaces de darle un sentido positivo. En el fondo, lo que Jesús nos enseña en la Cruz es a amar a través del dolor; nosotros a veces podemos buscar el dolor para amar de esa forma, a veces no lo podemos evitar y necesitamos encontrar ese camino, para brindarle el sentido que nos lo haga más llevadero.

lunes, 18 de octubre de 2021

LA VERDAD NOS PERMITE SER LIBRES

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber “No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría.” Esta frase del artista y controvertido novelista francés Jean Cocteau, nos advierte del peligro de caer en un error común. Hoy en día, se puede le puede dar credibilidad a un autor sólo por el hecho de ser muy visitado en las plataformas digitales, por tener muchos seguidores, incluso millones. El Papa Francisco señalaba que la verdad es uno de los pilares de la libertad humana. En su reflexión sobre la Carta a los Gálatas, señala la advertencia de San Pablo para no dejarse cautivar por propuestas engañosas y falsas. Y esto es actual. Los gálatas ya habían adquirido la libertad ganada por Cristo y habían sido alimentados por la verdad, pero se estaban dejando engañar y esclavizar con doctrinas falsas. La verdad los había hecho libres y era preciso custodiarla. 2) Para pensar Al Canciller Bismark de Alemania, le desagradaban grandemente los interrogatorios médicos y procuraba evitarlos. Se cuenta que un día que tenía un malestar lo visitó un médico, el doctor Scheveninger. Comenzó a preguntarle los antecedentes médicos de él y de su familia. El Canciller cada vez estaba más molesto, hasta que no pudo más y le dijo que no soportaba tantas preguntas. El doctor, sin alterarse, le contestó que le enviaría un veterinario. “Pero, ¿por qué?”, preguntó con sorpresa Bismark. “Porque los veterinarios no hacen ninguna pregunta a sus pacientes”, respondió el doctor dispuesto a marcharse. Bismark lo detuvo y comprendió. A partir de entonces se hicieron grandes amigos. Para ser realmente libres necesitamos conocernos y aceptarnos a nosotros mismos. La verdad puede inquietar, pero ello no es malo. La inquietud, afirma el Papa, es la señal de que está trabajando el Espíritu Santo dentro de nosotros y nos lleva a plantearnos preguntas, para que podamos ir más al fondo de lo que somos. El camino de la verdad y de la libertad es fatigoso y dura toda la vida, pero es el camino de la felicidad. Sabiendo, además, que el Señor nos guía y nos sostiene con su amor. La libertad nos hace libres, nos hace alegres, nos hace felices. 3) Para vivir Mucha gente que no ha estudiado, o no sabe leer ni escribir, suele vivir muy bien el mensaje de Cristo, tiene la sabiduría divina que les hace libres y la viven mejor que muchos teólogos. Dice el Papa Francisco que es la sabiduría de Cristo que ha entrado a través del Espíritu Santo con el bautismo. La verdad nos hace libres en la medida en que transforma nuestra vida y la orienta hacia el bien. Si toda verdad es valiosa, la verdad de la fe que ilumina nuestro caminar y nos conduce a la vida eterna lo es mucho más. Y esta verdad, no es una teoría abstracta, sino que está en Cristo que es la Verdad misma, es seguir a Alguien. Y se puede vivir conforme a esa verdad en cada momento del día. La llamada, por tanto, es sobre todo a permanecer en Jesús, fuente de la verdad que nos hace libres, como escribe San Juan: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (8,31-32). (articulosdog@gmail.com)

jueves, 14 de octubre de 2021

RELIGIONES Y CAMBIO CLIMÁTICO

P. Mario Arroyo, Dr. en Filosofía. p.marioa@gmail.com San Juan Pablo II en tres ocasiones (1986, 1993 y 2002) reunió a los líderes religiosos del mundo para orar por la paz en Asís. Quería mostrar de esa forma cómo la religión en general puede ser una fuerza de paz, generar paz a su entorno y no violencia, como algunas veces sucede (en el 2002 estaba muy reciente el atentado a las Torres Gemelas perpetrado por fundamentalistas islámicos). La crítica atea suele señalar que la religión es causante de división en el mundo, quizá la más profunda, y por ello sería un deber moral atacarla. El Papa santo salió al frente de tal crítica tendenciosa y mostró cómo los líderes religiosos pueden obviar sus diferencias, dialogar y unirse para orar por la paz. Ahora, en el 2021, la humanidad, junto con la necesidad de paz, que nunca puede darse por descontada, tiene la urgencia de cuidar el planeta. ¿Pueden unirse las religiones para pedir por la salud del planeta y hacer frente al cambio climático? Lo que san Juan Pablo II hizo por la paz, lo hace ahora Francisco con el cambio climático: El Papa reunió en el Vaticano cerca de 40 líderes religiosos para expresar su apoyo a la COP 26 de Glasgow y su preocupación por el cambio climático. Todos firmaron un llamamiento para frenar el cambio climático. Entre los participantes se encontraban el Arzobispo de Canterbury, el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Imán de Al- Azhar, entre otros. Las religiones unidas para hacer frente a la contaminación y defender la salud del planeta. Junto a los representantes de las diferentes confesiones cristianas, había líderes judíos, musulmanes, hinduistas, budistas, sijs, confucionistas, taoístas y zoroástricos; es decir, representantes de las religiones más representativas del planeta. Todos expresaban su común preocupación por el clima y la ecología. Esta realidad muestra cómo las religiones tienen puntos en común, a pesar de sus diferencias históricas y culturales, y que esos puntos en común convergen en beneficio de la humanidad. El cambio climático contribuye de esa forma también a la unidad entre los diferentes credos, pues muestra como todos juntos pueden trabajar en pro del hombre y la sociedad. Las diferencias doctrinales no son obstáculo para poder hacer el bien en conjunto, en equipo. El Papa Francisco tuvo el detalle de no leer su discurso, para no extender en demasía la ceremonia y dar pie a que los demás líderes religiosos pudieran explayarse. Pero les entregó escrita su intervención. En ella insiste, fiel a su habitual esquema de pensamiento, en tres puntos: “la mirada de la interdependencia y de compartir, el motor del amor y la vocación al respeto”. Fiel a sus intuiciones del fondo, Francisco insiste en que “todo está conectado”, y por ello debemos tener una “mirada abierta a la interdependencia y al compartir”. Todos somos miembros de la única familia humana, y compartimos la responsabilidad de sacarla adelante. El “motor del amor” es el que nos lleva a hacer frente a la “cultura del descarte”, invitándonos a generar una cultura “del cuidado de nuestra casa común”. Es el amor lo que nos lleva a hacer frente a “las semillas del conflicto: avidez, indiferencia, ignorancia, miedo, injusticia, inseguridad y violencia”. Estas semillas debilitan la “alianza entre el ser humano y el medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios”. Para generar una cultura del “cuidado de nuestra casa común” el Papa propone dos soluciones que las religiones pueden aportar: “el ejemplo y la acción”, y “la educación”. Cada quien desde su credo y tradición cultural puede ofrecer su aportación en estos ámbitos para cuidar al planeta. El tercer elemento señalado por Francisco es el “respeto por la creación, respeto por el prójimo, respeto por sí mismos y respeto hacia al Creador. Pero también respeto mutuo entre fe y ciencia”, para que el fecundo diálogo entre ellas esté orientado al “cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y fraternidad”. Como se puede observar, el Papa Francisco es ambicioso en su perspectiva. Considera que es mucho lo que la religión puede aportar a la ciencia, y cómo juntas pueden contribuir para frenar el cambio climático. En el ámbito cristiano, este cuidado formaría parte la espiritualidad católica.

lunes, 11 de octubre de 2021

¿SOY REALMENTE LIBRE? EL PELIGRO DE LAS ESCLAVITUDES

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber En la famosa novela de Juan Ramón Jiménez, “Platero y yo”, se cuenta la historia de un canario enjaulado que deseaba y envidiaba la libertad del burrito. Por fin un día pudo salir de la jaula y voló al tejado de la casa, donde se posó por un largo tiempo. Pero al atardecer y venir la oscuridad, apareció alegremente metido otra vez en la jaula. Resultó que vivir en la jaula, con alimento y protección no era, después de todo, tan desagradable. Continuando con su reflexión sobre la carta de san Pablo a los gálatas, el Papa Francisco abordó ahora el tema de la libertad, la cual, dijo, parece que solo la sabemos valorar cuando la perdemos. Pero la libertad es un tesoro que nos ha sido concedido, más que un derecho adquirido. En torno al tema de la libertad hay muchos malentendidos, y diferentes visiones enfrentadas. Se puede hablar de diversos tipos de libertad, pero la más profunda y radical es la que nos fue ganada por Jesucristo y otorgada en el bautismo. 2) Para pensar En una ocasión fue invitado a dar una serie de conferencias a los Estados Unidos de América un psicólogo de renombre mundial, Víctor Frankl. En su intervención aludía a la famosa estatua de la Libertad que se eleva en Staten Island, en la costa este del país. Decía que le agradaba mucho admirarla. Pero añadía que le sorprendía que no se hubiera construir otra estatua dedicada a la Responsabilidad en la costa oeste del país. Parece que algunos de los oyentes se desconcertaron y se sintieron heridos. Pero Frankl tenía razón, no basta una libertad absoluta, sin límites, sin tener que responder a nadie. La libertad ha de saber elegir lo correcto. ¿Cómo saber elegir lo mejor? El Papa Francisco recurre al Evangelio de Juan: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (8,31-32). La llamada, por tanto, es sobre todo a permanecer en Jesús, fuente de la verdad que nos hace libres. 3) Para vivir Se pierde la libertad cuando algo nos impide obtener algo querido. Por ejemplo, se quita una libertad material, cuando uno es encerrado o encarcelado, imposibilitando dirigirse a cualquier lugar. Pero hay una libertad más importante que es la que nos permite alcanzar la vida eterna, entrar en comunión con Dios en el Cielo. Lo que nos quita esa libertad es el pecado. Por eso se dice con acierto que el pecado esclaviza, pues nos impide alcanzar el bien eterno. Y esa esclavitud es de la que Nuestro Señor Jesucristo nos liberó con la Redención. Con su muerte y resurrección, Jesús nos consiguió toda la gracia para ser liberados de la muerte eterna y del pecado. Pero esa gracia ganada por Cristo ha de ser aplicada a cada alma y eso se lleva a cabo con los Sacramentos, empezando por el Bautismo. La libertad cristiana, dice el Papa Francisco, se funda sobre dos pilares fundamentales: primero, la gracia del Señor Jesús; segundo, la verdad que Cristo nos desvela y que es Él mismo. Pero de ello trataremos la siguiente ocasión. Por lo pronto, que la consideración de esa libertad otorgada, nos lleve a agradecerle al Señor el ser libres para dirigirnos a Él. (articulosdog@gmail.com)

domingo, 10 de octubre de 2021

MIGUEL DE CERVANTES: UN GIGANTE DE LA LITERATURA UNIVERSAL

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 Sin duda, Miguel de Cervantes Saavedra es una de las figuras más sobresalientes de la Literatura Universal y la cumbre más alta de la Literatura Española. Considero que no hay literato que haya superado su enorme talento para escribir, con un estilo pulido y elegante. Uno de los aspectos que más me llama la atención es que, a pesar de haber llevado una vida con situaciones humanamente muy duras, nunca perdió su alegría, su optimismo, su entusiasmo y buen humor. Lo podemos comprobar en su incomparable obra “Don Quijote de la Mancha”, en la que rebosa la fe, la esperanza de vivir y un sentido trascendente de la existencia humana. Tuve catedráticos en la Facultad de Filosofía y Letras, que comentaban que cada año leían con gusto esta monumental obra maestra y continuaban aprendiendo mucho de esta célebre novela. Lo digo en contraste con William Shakespeare que transmite pesimismo, melancolía y tristeza. Por ejemplo, en su obra “Como Gustéis”, aunque es una comedia, comenta que un bufón expresó: “Así, pues, de hora en hora maduramos y maduramos. Y luego de hora en hora, nos podrimos y podrimos, y aquí se acaba el cuento”. Y en su obra “Hamlet”, este personaje le dice a Horacio que la calavera del bufón Yorick huele mal y le dice: “Miserables son los destinos que nos esperan, Horacio”. También, en la obra “Macbeth” dice este personaje: “¡La vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y se agita una hora sobre la escena y después no se le oye más” Miguel de Cervantes nació en Alcalá de Henares en 1547. Al parecer, estudió en la Universidad de Salamanca. Posteriormente vivió en Italia donde aprendió la lengua del Dante y leyó a los grandes autores renacentistas. En 1570 se alistó como soldado en las tropas pontificias. El 7 de octubre de ese mismo año intervino en la histórica Batalla de Lepanto en la que los aliados derrotaron al Imperio Otomano que amenazaba con invadir Europa. Los aliados estaban integrados por el Imperio Español, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya. Con esa importante victoria se reforzó la hegemonía cristiana en el Mar Mediterráneo y se recuperó la paz en el continente europeo. En esta Batalla, Miguel de Cervantes resultó gravemente herido con dos arcabuzazos, uno en el pecho y otro en su mano izquierda que desde entonces le quedó inútil. Pero Cervantes se sentía orgulloso de esas heridas y por ello recibió el sobrenombre de “El Manco de Lepanto”. En 1572, ya recuperado de salud, se incorporó de nuevo en la milicia con Don Lupe de Figueroa. Su nave zarpó a España, pero a los pocos días, la embarcación fue atacada y aprendida por tres naves corsarias argelinas. Por cinco años estuvo en la cárcel de Argel. Hasta que en 1580 fue liberado y cuatro años después abandonó la milicia. Sobre su obra literaria, en 1585 publicó “La Galatea”. Además, escribió las obras de teatro: “La Numancia”, “Los Tratos de Argel” y “La Batalla Naval”, haciendo referencia a sus experiencias en la Batalla de Lepanto” y a su prisión en Argel. En 1602 cambia de ciudad, primero reside en Castilla, luego en Valladolid. En esta población comienza a redactar “El Quijote de la Mancha”. En 1605 publicó la primera parte de esta obra universal y el autor contaba con 57 años. En 1608 se trasladó a Madrid y comenzaron los años de mayor actividad literaria y escribió: “Las Novelas Ejemplares”, La segunda parte de “El Quijote de la Mancha”, “El Viaje al Parnaso”. En 1616 terminó “Los Trabajos de Persiles y Segismunda”, obra muy cuidada en donde alcanza la cima de la perfección narrativa con pasajes de armoniosa belleza. Aunque es reconocido por ser un gran novelista también fue un excelente poeta lírico y muchas de sus obras de teatro las escribió en verso. En sus “Novelas Ejemplares” presenta personajes con agudas observaciones psicológicas, así como detalles realistas, como se puede leer en “La Gitanilla”, “La Española Inglesa”, “La Fuerza de la Sangre”, “El Celoso Extremeño” y “La Ilustre Fregona”. Cervantes era un profundo conocedor de las clases sociales de su tiempo y presenta una interesante radiografía de los diversos estratos socioeconómicos al modo de Honoré de Balzac, representante de la novela francesa realista del siglo XIX. Estas percepciones cervantinas se pueden leer en “Rinconete y Cortadillo”, “El Licenciado Vidriera”, “El Casamiento Engañoso” y “El Coloquio de los Perros”. ¿Dónde aprendió el pensamiento humorístico? De los Clásicos grecolatinos, como Aristóteles, Platón, Horacio, etc. Su humor es sano, divertido y nunca amargo. Le gustan los juegos de palabras, los contrastes graciosos, los chispazos inesperados de buen humor y el ingenio propio de su época. Además, posee sentimientos de generosa compasión por los defectos y miserias de los demás. En 1616 falleció de diabetes a la edad de 68 años. Sus restos reposan en Madrid, en el Convento de las Trinitarias Descalzas. Sin duda, Miguel de Cervantes Saavedra ha pasado a la Historia de la Literatura como la gran figura Universal de todos los tiempos. Sus obras se han traducido a numerosos idiomas y se han realizado bastantes películas y obras de teatro sobre sus inmortales obras.

lunes, 4 de octubre de 2021

ANTONIO AZORÍN: UN ESCRITOR QUE DEJÓ UNA PROFUNDA HUELLA LITERARRIA

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 José Martínez Ruiz (1873-1967) fue conocido con el seudónimo de Antonio Azorín, o simplemente Azorín. He de reconocer que me identifico con él porque este célebre autor tuvo que superar el estilo oratorio, abigarrado y poco comprensible del largo período decimonónico (los discursos de Emilio Castelar, el teatro aparatoso de José Echegaray o el sentimentalismo de Ramón de Campoamor). Azorín estuvo mucho tiempo puliendo su estilo hasta que decidió escribir en forma sencilla con “sujeto-verbo-predicado (o complemento)”. Recuerdo que cuando escribía mis artículos para las páginas editoriales de algunos periódicos reconozco que lo hacía con párrafos muy largos y complejos de tal modo que el lector quedaba confundido sin llegar a una conclusión clara y precisa de lo que quería expresar. Pero leyendo a Azorín con su prosa sencilla y transparente y decidí a imitarle, lo mismo que a Pío Baroja (1972-1956) y Antonio Machado (1875-1939). Todos ellos formaron parte de la llamada “Generación del ‘98” a quienes les afectó mucho que España perdiera los territorios de Filipinas, Puerto Rico y Cuba. Miguel de Unamuno (1864-1937), líder de esta Generación, lo decía en frase gráfica “Me duele España”. Todos ellos tienen un afán europeizante; desearon que España progresara en todos los sentidos tanto económico como social.; tenían un ansia renovadora de romper con los viejos moldes e incursionar en la literatura moderna y dotar al castellano de nueva renovada belleza y eficacia. Todos ellos buscaron con enorme pasión el modo de solucionar los grandes problemas de su Patria: unos participando activamente en la vida política, y otros, escribiendo en los principales diarios y revistas. Azorín decidió establecerse en París donde recibió influencia del Romanticismo alemán, del Simbolismo y el Impresionismo francés. Sus primeras obras literarias consistían en trazar breves frases o pinceladas sobre su realidad circundante y la fidelidad a su percepción sensorial, tal y como lo hacían los pintores Claude Monet, Edgar Degas, Pierre Renoir, Paul Cézanne, Vincent van Gogh y muchos más. Tiempo después, regresa a España y adopta ese estilo literario directo y sencillo en el que evoca con nostalgia paisajes de su tierra. Por ejemplo, Castilla (1912), los Pueblos (1905), Valencia (1941), El paisaje de España (1917), Río Frío de Ávila (1916), El Escritor (1942), Tiempo y Paisaje (1968), Tiempos y Cosas (1971). Se trata de una revalorización de los valores que su Patria tiene. Todos ellos fueron sobresalientes estudiosos del Siglo de Oro Español, en particular de Miguel de Cervantes Saavedra, para beber en las fuentes de la riqueza literaria de los clásicos. También Azorín escribió novelas, obras de teatro y numerosos ensayos en diversos periódicos de su Patria. En su primera etapa, Azorín estudia Derecho y trabaja en un despacho de abogados. Luego comienza a escribir en periódicos como el “ABC”, “El Imparcial”, “El Globo” y otros más. Asiste con regularidad a las tertulias y reuniones literarias hasta que decide a entregarse por completo al quehacer literario. Fue un profundo estudioso del estilo y el lenguaje castellanos, por ello, en 1924 fue elegido para formar parte de la Real Academia de la Lengua. Publicó más de cien libros. He aquí la descripción de una pequeña ciudad castellana: “…Vienen todos a la ciudad; bajan ahora de las colinas y entran en la vega. Cruza la vega un río: sus aguas son rojizas y lentas (…) Crecen los árboles tupidos en el llano. Una ancha vereda –parda entre la verdura- parte de la ciudad y sube por la empinada montaña de allá lejos. Esa vereda lleva los rebaños del pueblo, cuando declina el otoño hacia las cálidas tierras de Extremadura. Ahora las mesetas vecinas, la llanada de la vega, los alcores (las colinas) que bordean el río, están llenos de blancos carneros que sobre las praderías forman como grandes copos de nieve. (…) Desde que quiebra el alba, la ciudad entra en animación; cantan los perailes (desenredadores del paño y que prepara lana para tejerla) los viejos romances de Blancaflor y del Cid; (…) ya tocan las campanillas cristalinas…”. Ha ejercido bastante influencia en muchos otros autores como Camilo José Cela (1916-2002) sus primeras obras y sus viajes descriptivos como “Viaje a la Alcarria”; Miguel Delibes (1920-2010) “Cinco horas con Mario”, “La Hoja Roja”, “Señora de Rojo sobre Fondo Gris”; la escritora italiana Susana Tamaro (1957) (“Donde el corazón te lleve”, “Respóndeme”, “Cada palabra es una semilla”) y otros autores más. Curiosamente el escritor ruso Aleksandr Solzhenitsyn (1918- 2008), Premio Nobel de Literatura 1970, tiene ese mismo estilo, como en sus obras “Breves Poemas en Prosa”, “Un día en la vida de Iván Denísovich”, “Por el bien de la causa”, “Primer Círculo”) A las personas que deseen mejorar su estilo periodístico y literario, les recomiendo leer con calma las obras de Azorín, Antonio Machado, Miguel Delibes, Aleksandr Solzhenitsyn y Susana Tamaro. Considero que se puede aprender mucho de ellos por su sencillez y claridad narrativa.