lunes, 17 de agosto de 2020

IGLESIA EN LLAMAS

P. Mario Arroyo,

Dr. en Filosofía.

pmarioa@gmail.com




“La única Iglesia que ilumina es la que arde” es uno de los eslóganes preferidos de las asociaciones activistas de ateos. Pareciera, simplemente, una entusiasta profesión de fe atea, provocativa quizá, pero finalmente inocua. Con el tiempo, tristemente, hemos descubierto el error. Se va convirtiendo en habitual protestar por la causa que sea y vandalizar por lo menos, cuando no quemar una Iglesia o monumento religioso. La última fue la Catedral de Nantes, joya del gótico francés, la más dolorosa Notre Dame en Paris, más cercana a nosotros, la Misión de San
Gabriel, en California, fundada por San Junípero Serra. Pero, además de estas, cuyos daños no son solo una ofensa religiosa, sino una irreparable pérdida histórica, artística y cultural, están multitud de casos en Chile, Argentina, Inglaterra, España e incluso México.

¿Qué significado tiene tal actitud?, ¿cuál mensaje nos transmite?, ¿qué sentido tiene utilizar la

violencia para ofender el sentido religioso, artístico, histórico y cultural? ¿Por qué elegir la

violencia como camino para presentar cuestionables reclamos políticos y sociales? Son preguntas

que quedan en el aire y nos gustaría poder responder primero, para resolver después.

Se trata del doloroso alumbramiento de un cambio epocal, donde se busca abandonar la

narrativa cristiana, que ha dado luz y sentido a la historia de occidente, por otras visiones

alternativas, poco definidas del mundo. El cristianismo ha proporcionado una respuesta coherente

a lo que significa la vida, ser persona, la familia, la cultura y la sociedad; se trata de rechazarlo de

raíz, de patear el tablero y proponer algo diferente, no importa qué, lo importante es que sea

distinto. Ni siquiera la forma es original, pues remeda el estilo de los bárbaros, durante el ocaso

del Imperio Romano.

¿Son absolutamente incompatibles ambos paradigmas? En algunos extremos son claramente

antagónicos, pero en otras ocasiones podrían ser complementarios: es decir, no resulta evidente

que sea preciso cambiarlo todo o prescindir de los elementos valiosos de la narrativa anterior.

¿Pueden continuar manteniendo vigencia ambos modelos? Parece ser que sí, pues cuando la vía

para descalificar a uno de ellos es la violencia y la mentira, queda en evidencia y resulta manifiesta

la falta de herramientas intelectuales de la postura alternativa. Cuando elijo la violencia –quemar

iglesias, vandalizar símbolos religiosos- significa que se me acabaron las razones, o son menos

sólidas que las de mi contraparte. Significa que estoy inquieto, pues se cuestionan legítimamente

los fundamentos de mi cosmovisión y eso me incomoda; pero también que algo me molesta, la

cuestión es hacer un diagnóstico oportuno e intentar una solución civilizada.

Cuando existen unos cauces culturales y públicos civilizados, adecuados para el debate

académico, y estos no se utilizan, quiere decir que se carece de argumentos sólidos para esa

discusión, optando por abortarla a través de la violencia. Tanto en el lado cristiano en general,

como católico en particular, ha estado siempre abierta la puerta y extendida la mano para

sostener un debate público y racional sobre los fundamentos de la cultura y la sociedad.

Una muestra de ello reciente, es la iniciativa surgida durante el pontificado de Benedicto XVI

denominada “Atrio de los gentiles”, donde se promovía positivamente un debate público con no

creyentes, sobre los temas estructurantes de la sociedad y la cultura. El entero pontificado de

Francisco puede verse como un continuo intento de tender puentes con los temas emergentes de

la sociedad contemporánea. Muchas personas, en vez de recoger el guante y aceptar el desafío,




han optado por el cobarde expediente de la violencia. Pero ello manifiesta que o no tienen

razones sólidas para sustentar su postura, o no están seguros de ellas.

La fe se convierte en baluarte de la razón, defendiendo una forma civilizada, racional, dialógica

de enfrentar los problemas reales de la sociedad. Sin embargo, un grupo incansable de activistas

abandona la discusión racional y el diálogo, optando por la violencia, para tomar la iniciativa en el

debate y captar la atención. Esperemos que el cambio de narrativa no implique el abandono del

diálogo y la razón, fundamentos de nuestra civilización defendidos por el cristianismo.

¿POR QUÉ HAY MAL EN EL MUNDO?

 Pbro. José Martínez Colín,

articulosdog@gmail.com

1) Para saber

Ante las desgracias que nos rodean, surgen preguntas que

siempre han acompañado a la humanidad, ¿por qué existe el dolor?

¿Por qué hay mal? ¿De dónde viene el dolor y la muerte? ¿Quién es

culpable? ¿Cómo entra Dios, que es infinitamente bueno, en todo

esto?

La llamada “Parábola de la cizaña” da muchas luces y respuestas a

esas inquietantes preguntas. En ella Jesús explica que un hombre

sembró buena semilla en su campo. Y mientras dormían los

cuidadores, vino el enemigo y sembró cizaña. Al poco tiempo, creció

la semilla y la cizaña a la vez. Los criados fueron a preguntarle al

dueño del campo cómo es que había cizaña. El amo les explica que

fue el enemigo quien la sembró. Cuando quieren ir a arrancar la

cizaña, el amo no se los permite, porque se corre el riesgo de

arrancar juntas las malas hierbas y el trigo. Es necesario esperar a la

cosecha: solo entonces se separarán y la cizaña será quemada.

De esa manera, Jesús explica realidades profundas: el campo es el

mundo y quien siembra la buena semilla es Dios. En cambio el

enemigo es el diablo. Con ello podemos saber que Dios siempre

siembra cosas buenas, nunca el mal. Seríamos injustos en atribuirle

a Dios el mal. Recordemos que Dios, al crear, todo lo hizo bueno. Fue

debido a que no usaron bien de su libertad que al hacer el mal, tanto

el diablo como el hombre, causaron que entrara en el mundo la

cizaña: el dolor, el sufrimiento, la misma muerte.

2) Para pensar

Se cuenta que en una escuela una buena niña, Laurita, por recibir

un golpe involuntario, en un arranque de ira agredió a su compañera:

la insultó y le dio una patada. Fueron llamados los papás y la

profesora en frente de la niña explicó: —Suele portarse bien su hija,

pero ustedes saben que el demonio tienta y se ve que Laurita no tuvo

fuerzas para dominarse.

Entonces Laurita intervino: —Tal vez lo de insultar sí me lo

propuso el demonio, pero lo de darle una patada, eso sí salió de mí.


Sucede que, efectivamente, el mal no siempre es debido al

demonio, sino que el hombre es cómplice y muchas veces quien toma

la iniciativa. En la parábola podríamos decir que la cizaña pudo

sembrarla el enemigo, porque los cuidadores dormían en vez de

vigilar. También tenían parte de la culpa. Lo mismo sucede en

nuestras faltas, muchas veces estamos descuidados, “dormidos”, y

no luchamos para evitarlas.

3) Para vivir

¿Por qué Dios no acaba con el mal? La parábola nos da luces. El

Papa Francisco, que la comentó, dice que ahí descubrimos la razón:

Dios es paciente con nuestras faltas porque espera nuestra

conversión. Ello nos da mucha esperanza.

A veces podemos ponernos como jueces de las faltas ajenas, como

los siervos que quieren eliminar enseguida el mal, pero hemos de

asumir la misma mirada de amor de Dios, que ve al buen trigo. El

mal, por supuesto, debe ser rechazado, pero los malvados son

personas con las que hay que tener paciencia. Jesús vino a curar a

los enfermos, a buscar a los pecadores, no a destruirlos. Hemos de

ser pacientes como Dios lo es. Teniendo presente la paciencia que

Dios tiene con nosotros.

A Dios le corresponde juzgar y al momento de la cosecha, el juicio

final, premiará a los buenos y castigará a los que no quisieron

convertirse.

domingo, 16 de agosto de 2020

MÚSICA: EL LEGADO DE MORRICONE

Pbro. José Martínez Colín,

articulosdog@gmail.com

1) Para saber

En ocasiones se piensa que para poder perfeccionar las propias

capacidades no se han de imponer obligaciones o reglas que cumplir,

sino que se han de dejar en plena libertad para que se expandan

cuanto puedan. Pero es un error. Si las reglas son adecuadas, lo que

harán es señalar el camino para que por ahí se perfeccione la

persona.

Muchas veces, decía el Papa Francisco, pensamos que ser libre

significa hacer aquello que yo quiero y muchas veces. No nos damos

cuenta que si elijo el mal, pierdo mi libertad y me convierto en

esclavo. Si quiero una cosa que me perjudica, soy un esclavo de ello.

Hace poco falleció un gran compositor y director musical: Ennio

Morricone. Compuso más de 500 bandas sonoras para cine y

televisión. Además de haber obtenido dos Óscares, ganó el “Premio

de Música Polar” que es considerado el premio “Nobel de la Música”.

Sabía plasmar en la música el sentir de la trama que se estaba

desarrollando, siguiendo ciertos lineamientos. Así, se ajustaba al

género de la película, se tratara de una del viejo oeste, una del siglo

XVIII o de un gánster. En una entrevista mostraba la compatibilidad

entre las obligaciones y la libertad, que a continuación se presenta.

2) Para pensar

Una de las mejores piezas musicales de Morricone fue la que

compuso para la película de “La Misión”. Sobre ella, decía Morricone:

“La música de La Misión nació de una obligación. Tenía que escribir

un solo de oboe, se desarrollaba en América del Sur en el siglo XVIII,

y tenía la obligación de respetar el tipo de música de ese periodo. A

la vez, tenía que escribir una música que representara también a los

indios de esa región. Todas esas obligaciones, aunque me

encadenaban, también lograron que saliera algo claro”. El

compositor, en su humildad, se queda muy corto, pues no sólo salió

algo “claro”, sino que ha sido una de mejores bandas sonoras que se

han escrito en la historia del cine. El director de cine Quentin

Tarantino declaró que Morricone es el Mozart o Beethoven de la

actualidad. En otra ocasión afirmaba Morricone: “El hecho de que

haya podido componer música con total libertad ha sido posible 

porque era necesario que yo cambiara de traje compositivo, el filme

lo requería”.

Así vemos que las reglas u obligaciones, no impidieron al

compositor obrar con libertad, sino que encauzaron sus capacidades

logrando gran perfección en sus obras. Se sintió libre adaptándose a

los requerimientos.

3) Para vivir

Aunque una parte de la libertad es la elección, hacer lo que se

desea no es suficiente para ser verdaderamente libre, y tampoco

feliz. La verdadera libertad es mucho más, comentaba el Papa

Francisco: La libertad es plena cuando, por amor, se decide por el

bien verdadero. Y cuando ese bien es el mayor, la libertad alcanza su

perfección. Por ello el Papa afirmó que la verdadera libertad se

alcanza al experimentar el amor de Dios. Jesús rompió la esclavitud

del pecado, nos devolvió la libertad para que seamos capaz de amar

y entrar en unión con Dios.

Hay verdadera libertad cuando se da el amor verdadero. Por eso

se puede ser libre incluso en la cárcel, aunque seamos débiles y

limitados.

EL MISTERIO DE LA LUNA

Pbro. José Martínez Colín,

articulosdog@gmail.com

1) Para saber

El 30 de julio fue lanzado hacia el planeta Marte una nave espacial

(con el rover Perseverance) para que llegue en seis meses. La NASA ya tiene

contemplado enviar once astronautas a Marte la próxima década, pero antes

los enviará a la Luna, y será la primera vez que la mujer pise el satélite.

San Juan Pablo II consideraba el “Misterio de la Luna” al hecho de

que nos alumbra sin tener luz propia. Nos invitaba a ser nosotros

también reflejo del Sol que es Cristo. Con motivo de la fiesta de la

Transfiguración del Señor el 6 de agosto, el Papa Francisco, a su vez,

consideraba que Cristo es la Luz: “Los invito a todos a mantener su

mirada fija en el rostro resplandeciente de Dios, para que ilumine los

eventos de cada día”.

2) Para pensar

A veces se desconoce el papel que ha tenido la Iglesia en el

desarrollo de la ciencia. El historiador de la ciencia J.L. Heilbron

declaró que: «La Iglesia católica romana ha proporcionado más

ayuda financiera y apoyo social al estudio de la astronomía durante

seis siglos que ninguna otra institución, desde la Edad Media hasta la

Ilustración» (The Sun in the Church).

Por ejemplo, 35 cráteres en la superficie lunar reciben el nombre

de astrónomos, físicos y matemáticos jesuitas, en reconocimiento a

sus grandes logros científicos sobre el estudio de la luna. El mayor

cráter se llama Clavius, en honor a Cristóbal Clavio (1538-1612),

jesuita que con Luis Lilio, concibió el calendario gregoriano, que es el

que utilizamos hoy en día. Clavio fue un profesor que apoyó la teoría

sobre el heliocentrismo del sistema solar y ayudó a que Galileo

obtuviera su cátedra en la Universidad de Pisa. Asimismo, elaboró

manuales de astronomía que se utilizaron en las universidades de

toda Europa por siglos.

Otro cráter se llama Riccius, en honor a Matteo Ricci (1552-1610),

misionero jesuita en China que introdujo la ciencia y las matemáticas

occidentales en el Imperio medio. En el siglo XVII el científico jesuita

Michel Florent van Langren creó el primer mapa real de la Luna. Los


astrónomos jesuitas Riccioli y Grimaldi publicaron un esquema que

constituye la base actual de la nomenclatura lunar.

3) Para vivir

La escena de la Transfiguración es una llamada para ver hacia el

Cielo; como dijo el Papa Francisco, es un vistazo al Cielo en la tierra.

Es recordar que estamos llamados a algo muy grande si somos fieles:

a mirar a Cristo en su esplendor y, también, a tener un cuerpo

glorioso.

A los Apóstoles que contemplaron a Jesús glorificado les ayudó

afrontar su Pasión de una manera positiva, sin quedar abrumados. A

nosotros también nos ha de ayudar a fortalecer nuestra fe y dar

seguridad en nuestra esperanza.

Las zonas llanas de la Luna se conocen como maria, que es el

plural latino de «mar». Es significativo que a la Virgen María se le

llame «hermosa como la luna» (Ct 6,9) y se le identifique con la

mujer que tiene la luna debajo de sus pies (Ap 12,1). La luna se ha

usado como simbolismo mariano desde hace siglos. Ella, como nadie,

es la plenitud del “Misterio de la Luna” al ser un reflejo fidedigno de

su Hijo. La Virgen María es nuestro modelo para que iluminemos a

nuestro alrededor, con nuestro ejemplo, con la luz de Cristo.


¿PRO VIDA Y PRO MUJER?

P. Mario Arroyo,

Doctor en Filosofía,

pmarioa@gmail.com

Cristina estudia derecho, es pro-vida, quiere defender a los niños no nacidos. Al mismo tiempo está              preocupada y comprometida activamente en la causa de la mujer.               Podrían parecer causas excluyentes, pero en realidad el binomio      pro-vida y pro-mujer es más frecuente de lo que se cree. Ella tiene     unas dudas que resulta oportuno compartir, especialmente ahora, cuando la          batalla del aborto adquiere un mayor protagonismo          social y político, pues aquellos empeñados en legitimar el “derecho” a matar a los niños en el vientre de su madre, como requisito indispensable para reconocer la “dignidad de la mujer”, son inasequibles al desaliento.

¿No resulta inmoral obligar a continuar el embarazo fruto de una violación? Se trata de una falacia de falso dilema: “o aborto o pierdo la dignidad”. La         violación es un hecho monstruoso, lamentable, doloroso, pero  no se remedia con el aborto. El aborto no “des-viola” a la mujer. Al            trauma de la violación se une el del aborto. Una realidad mala no se resuelve con otra realidad mala, pues el mal se multiplica. Al mismo tiempo, supone la grave     injusticia de que un tercero pague por el abuso de otra persona, y lo pague con la pena capital, con su vida. Porque el embrión -todo hay que decirlo- está vivo y es de la especie humana, y esto es biología, no religión. Así, en vez de castigar al violador, se condena a muerte a un inocente en gestación que no ha hecho nada.

Es una falacia de          falso dilema porque no es la única opción. Es verdad que para la   madre gestante supone un sacrificio continuar el embarazo, una grave                        incomodidad. Pero la alternativa tampoco es aceptable, pues se trata de privar de la vida a un tercero. La madre gestante puede recibir todo el apoyo psicológico, médico y humano del caso, y entregar después su hijo en adopción si lo desea. Así, salva la vida de un inocente y brinda a unos padres que no pueden tener hijos la posibilidad de criar uno, con el consuelo añadido de haberlo librado de una muerte segura.

Si fuera real esta alternativa, es decir, que resulte inmoral continuar un embarazo fruto de una violación, significaría que en algunos casos es “moral” matar a un ser humano inocente. ¿Qué moralidad sería esa?

La segunda duda de Cristina es: "Los abortos clandestinos ponen en riesgo la vida de la mujer, y por eso deben ser regulados. Es un asunto de salud pública.” Es un argumento más difícil de rebatir, porque se trata de un problema real y el peligro es la muerte. Podría ser análogo a aceptar la prostitución como algo indeseable pero inevitable.

Aceptar esa argumentación sería equivalente a legalizar los carteles de drogas. “La violencia causada por el narcotráfico está causando muchísimas muertes. Es un problema real, de seguridad pública. Para evitarlas, debemos legalizar los carteles”. Nótese que las muertes violentas por narcotráfico sí se pueden contar con            precisión –a diferencia de los abortos clandestinos que causan la muerte de la madre gestante- y son con absoluta seguridad muchísimo más numerosas.

Sólo en México murieron violentamente 35,588 personas en 2019. Legalizar el aborto equivale a legalizar los carteles de droga, ya que lo que lo justifica es evitar las muertes violentas, y no se encuentra otro camino para hacerlo, con la diferencia de que son muchísimas más las muertes causadas por el narcotráfico que las de los abortos clandestinos.

Sería atendible si esa fuera la única opción. Pero se podrían hacer campañas justo a la inversa. Por ejemplo, ensalzar la maravilla de poder traer un ser humano al mundo, reconocer y premiar la maternidad, independientemente de las circunstancias; o dando ayudas cuando la maternidad se viva en un contexto difícil, como el embarazo adolescente. Si se ofrece un reconocimiento merecido –es heroico dar la vida en ese contexto- y el imprescindible apoyo,     sereduce drásticamente el número de abortos clandestinos y de muertes maternas. Si se establecen penas severas para los dispensadores de abortos clandestinos –y no para la mujer- comoinhabilitación de por vida a los médicos y enfermeras que participen, así como una pena de cárcel análoga a la del homicidio con premeditación, alevosía y ventaja –que eso es el aborto-, se desincentiva su práctica. 

Aun así, siempre habrá abortos clandestinos y muertes maternas, pero en números muy reducidos, salvándose por contrapartida a un número incontable de bebes, la mitad de ellos niñas.

¿QUE ES "LA CULTURA DEL DESCARTE?"

Pbro. José Martínez Colín,

articulosdog@gmail.com

1) Para saber

Se cuenta que en la Corte del Rey Luis XV de Francia, una de sus hijas, la princesa Luisa,              era atendida por una de sus damas de compañía, y se le hizo cierta reprensión. A la princesa no le gustó y enojada le cuestionó:

 —¿No soy acaso la hija de vuestro rey?

Sabiendo que era justa la reprensión, le contestó aquella mujer:

—Y yo, ¿no soy acaso la hija de vuestro Dios?

Pasaron los años y la princesa Luisa,        siendo religiosa carmelita,

siempre            recordó agradecida esa respuesta que le hizo tener en

cuenta la dignidad de cada persona.

Con motivo de la pandemia, el Papa             Francisco reflexionó en su catequesis             sobre la necesidad de sanar al mundo en varios aspectos.

Alabó el compromiso de las personas que muestran su dedicándose a los enfermos poniendo en riesgo su propia salud. ¡Son héroes!, afirmó el Papa. 

Además, también hay que combatir otra patología social muy grave: la visión distorsionada de la persona. 

Una mirada que ignora su dignidad. Nunca podemos mirar a los otros como objetos de consumo, para usar y descartar. Hay que evitar una cultura del descarte individualista donde las cosas que no me tocan no me interesan.

2) Para pensar

Una profesora       de preescolar       escribía su        experiencia sobre la conducta de una       niña de tres años      llamada María que estaba afectada por el síndrome de Down: “María tiene un pequeño cerebro lleno de posibilidades que a nosotros toca descubrir. Es un cerebro dotado extraordinariamente para la sensibilidad. No sé si alguien creerá que María es diferente a los demás niños, que incluso es inferior a ellos: pero si María falta al Colegio, los niños me avasallan a preguntas:

¿Dónde está María?”. ¿Va a venir pronto?, ¿por qué no viene? Y miclase, que es como un mundo                  en miniatura,          como       una futura sociedad, queda           incompleta si ella no está sentada en su pupitre, porque los niños y yo necesitamos a María”.

Al ser creados a   imagen y semejanza de Dios, se nos ha dotado de

una gran dignidad que se ve enriquecida al ser invitados   a vivir en

comunión con Él y con los demás. Él nos ha creado no como objetos,

sino como personas amadas      y capaces de amar. Por ello hemos de

reconocer su dignidad,      cualquiera que sea      su raza,       lengua o

condición.

3) Para vivir

Tener conciencia de la dignidad de todo        ser humano tiene serias

implicaciones sociales, económicas y        políticas: al contemplar al

prójimo como un hermano, se ha de mirar con compasión y empatía,

no con desprecio o enemistad. 

Recalca el Papa Francisco: la fe nos exhorta a comprometernos seria y activamente para contrarrestar la ndiferencia que olvida la dignidad humana.

Una prueba de la sublime dignidad que Dios ha otorgado al hombre, nos lo revela la fiesta de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María del 15 de agosto. En ella celebramos que la Virgen fue llevada al Cielo en cuerpo y alma por los Ángeles. Con ello se nos muestra la dignidad tan alta a que es destinado el ser humano. A ella acudió el Papa para pedir que, como discípulos de Jesús, no queremos ser indiferentes, mirando a otro lado,               ni individualistas, mirando solamente el propio interés, sino cuidarnos los unos a los otros para construir una sociedad fraternal y solidaria.

¿CUÁL ES EL FUTURO DEL CELIBATO?

P. Mario Arroyo,

Doctor en Filosofía.

p.marioa@gmail.com


¿Tiene futuro el celibato? ¿No terminará la Iglesia por eliminarlo de su lista de aspiraciones y requerimientos, rendida ante la evidencia de la drástica caída de las vocaciones, así como de los tristes casos de pederastia clerical? Para responder a estas preguntas, primero se debe aclarar una cuestión preliminar: ¿Cuál es el sentido de la disciplina del celibato sacerdotal?

¿Qué motiva esa difícil elección, claramente contracultural?  ¿Qué interés tiene el seguirla manteniendo? ¿Qué ventajas reporta? Si no aclaramos el motivo que recomienda       el celibato,            es fácil desembarazarse de él de un plumazo, por         decreto, eligiendo el camino más fácil, sin complicaciones,  acorde con el espíritu de los tiempos. Pero, en ese caso, ¿bailaríamos    al ritmo de Dios o al del mundo?

La persistencia del celibato significa muchas cosas, entre ellas que, a pesar de las debilidades y claudicaciones, todavía hay       ideales que pueden colmar por completo el  corazón del hombre. Es una bofetada con guante blanco a la visión pesimista de la naturaleza humana, a la resignada perspectiva que se regodea mostrando muchas    veces la peor faceta del hombre.

Todavía hay ideales grandes, todavía hay personas capaces de asumir el desafío, todavía existe algún bien que amerite renuncias grandes y definitivas. ¿Cuál sería ese motivo? “Hacer presente el amor de Dios en el mundo.” Es decir, mostrar con la propia existencia que el amor de Dios es real, y que a través de la propia vida se hace presente en medio del mundo.

Una objeción realista, de mayor profundidad, es señalar que no es natural. De hecho, eso mismo sostiene la propia Biblia: “dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne” (Génesis 2, 24). Efectivamente, lo natural es el matrimonio; el hombre y la mujer estamos incompletos, necesitamos de         nuestro complemento, que nos abra una ventana a esa otra      forma           de ser persona caracterizada por el sexo opuesto. El celibato, es verdad, no es natural, pero tampoco es antinatural.                   Jesús lo abrazó conscientemente, y Jesús es hombre perfecto,            la plenitud de lo humano. De hecho, explica que en la                  otra vida ya no habrá intercambio sexual, señalando que su forma de vivir adelanta y prefigura la forma de vida definitiva en la eternidad.

El celibato, en consecuencia, es sobrenatural. Solo se entiende con un motivo sobrenatural y es el testimonio vivo de que existe el reino de lo sobrenatural, porque no es una cuestión de solas fuerzas o solo empeño. Es un don sobrenatural que Dios da a quien quiere. Por eso san Pablo lo recomienda más no lo impone.            La realidad de su existencia no solo testimonia vivamente que existe un más allá, una realidad sobrenatural por la que merece la pena la costosa renuncia que supone, sino que también deja constancia de cómo esa realidad sobrenatural puede actuar en nuestra vida, haciendo que pobres hombres, iguales a los demás, sean capaces de vivirlo con alegría. El celibato, aunque supone esfuerzo y renuncia, no implica ni frustración ni infelicidad por parte de quien lo acoge, sino todo lo contrario

¿Pero y la pedofilia? No hay evidencia que señale un nexo necesario entre celibato y pedofilia. En primer lugar, porque, aunque es más escandaloso en los sacerdotes católicos,               no tiene una mayor incidencia en ellos respecto de otro tipo de situaciones o profesiones. Y en el caso de los sacerdotes, el único indicador relevante,    es que aquellos con tendencia homosexual han sido los más propensos estadísticamente a caer en tan horrible delito. Más          bien debería culparse a la hipersexualización de la sociedad,   pues finalmente los sacerdotes son hombres y están en medio del mundo.

Pero, ¿y la caída de vocaciones? La salida más fácil no siempre es la mejor opción. El celibato es testimonio vivo del carácter sobrenatural de la Iglesia, de que ella cuenta con la gracia de Dios para alcanzar sus fines. Es también una de las formas en las que hace presente ese amor de Dios en el mundo. De alguna manera testimonia su carácter sobrenatural y su razón de ser. La Iglesia no tiene que renunciar entonces a su misión y a su identidad, a pesar de que los números no ayuden. Con solo cinco panes y             dos peces Jesús hizo un gran milagro; puede repetirlo con un          número reducido de sacerdotes. Finalmente, hay que  reconocer que no lo controlamos todo, estamos en las manos de Dios, confiemos en Él.

EL OFICIO DE ESCRIBIR, ¿UN ARTE PARA PRIVILEGIADOS?

Raúl Espinoza Aguilera, 

@Eiar51

Es común escuchar, en la mayoría de la gente una expresión con respecto a los que escriben artículos, columnas, ensayos o libros. Esta afirmación en que se suele decir: “Debe ser muy difícil escribir y poner por escrito lo que piensas de un asunto en concreto”.


Recuerdo a un profesor de la Preparatoria que nos daba la materia de Gramática y Oratoria, que nos lanzó un reto a todos los alumnos, la propuesta de salir a la palestra a exponer un tema determinado. Nos quedamos todos como “idolítos aztecas”. Nadie se daba por enterado y nadie reaccionaba. Como aquel “jueguito” infantil de “estatuas mudas, sordas e inmóviles”.

Entonces el profesor de Gramática, tomó la iniciativa y le dijo al líder de una banda de música pop: “A ver compañero, lo reto a que hable 5 minutos de la revolución musical que han provocado los Beatles en los años sesenta.

Al principio, mi compañero titubeó, pero luego comenzó a hablar y hablar con soltura hasta que el profesor Navarro le dijo: “Hasta aquí porque ya lleva casi 15 minutos de exposición. Y concluyó el maestro:

“-Ven cómo es importante exponer algún tema que se domine y así se pierde “el pánico escénico”.

A partir de ahí, el profesor Navarro nos fue encargando a cada uno de los alumnos a exponer diversos temas que nosotros eligiéramos. 

De este entrenamiento salieron buenos candidatos al certamen final de Oratoria.

Llevo muchos años en el mundo del periodismo y he animado a muchos jóvenes a escribir. Cuando observo que dudan o titubean, les comento lo mismo que nos decía el profesor Navarro: ¿qué tema dominas? ¿qué afición o “hobbie” tienes? ¿cuál es tu deporte favorito? ¿qué libros te gustan? ¿qué películas te apasionan y por qué?

Cuando a manera de excusa algunos alumnos me comentan: “Mi papá es agricultor o ganadero? ¿De qué voy a escribir?” Les respondo: "-Tienes unos temas riquísimos para redactar porque México lleva siglos siendo un gran país agricultor y ganadero".

Otros me dicen: “A mí sólo me gusta la guitarra, no sé de qué escribir”.

Les contesto: “-Estamos viviendo los años más prolíficos de la música con guitarra eléctrica, tienes mucho sobre qué escribir”.

Por supuesto hay que tener a la mano un buen manual de gramática, de redacción, de sinónimos y antónimos, un libro de sintaxis y un diccionario actualizado.

Con esos estímulos prácticos y específicos, me da mucho gusto que a la vuelta de los años muchos amigos, compañeros y alumnos ya son articulistas, columnistas consagrados, Incluso algunos han dado un paso más para convertirse en autores de textos. 

De igual forma, me piden páginas web para tener mayor bibliografía o también me solicitan qué libros les pueden servir para ampliar su cultura intelectual.