miércoles, 7 de agosto de 2019

LOS MOTIVOS DE LA MARIHUANA (II)

Mtro. Rubén Elizondo Sánchez,
Departamento de Humanidades de la
Universidad Panamericana. Campus México.
rubeliz@up.edu.mx

En el artículo anterior escribí que el principal objetivo de los consumidores responde a necesidades médicas y lúdicas. En relación con la siembra existe cierta conformidad con la idea de que lo mejor es el autocultivo y la integración vertical en casa. Aunque la planta bien trabajada no hace daño físico es imprescindible recordar a la cannabis como una especie ávida de grandes cantidades de agua durante su ciclo, especialmente en la fase de floración.



Me parece mejor destinar el agua al consumo y a la producción de alimentos y medicinas. Considero que los usuarios se sienten atrapados entre la espada y la pared porque por una parte es claro que no está legalizada de forma absoluta, y por otra, es necesario actuar en contra de la ley. Si no se cultiva la planta en casa, es necesario recurrir al mercado ilícito.

El fumador busca pasar un momento agradable, relajarse, divertirse y entretenerse. No buscan la intoxicación aunque la dan por supuesta. Si el consumo regular aumenta la concentración del enervante en el sistema nervioso y surge la adicción, sugieren que los servicios médicos públicos inviertan parte del presupuesto para ayudar a quien se ha dejado poseer de manera vudú “por una planta”. Me parece un argumento poco razonable.

Otras opiniones confirman que fumar marihuana te puede dejar loco y colocarte en el camino directo para entrar a otro mundo de sustancias prohibidas que querrás consumir.

En general, el consumidor asegura que lo importante es cambiar la percepción social del colectivo imaginario. No estoy seguro si con el cambio de percepción la toxicidad desaparecerá mágicamente. En fin, se adhieren a la idea de que lo importante es ser un “consumidor responsable”.

¿Cuáles son las consideraciones que aportan los grupos intelectuales?

Entramos en un ámbito en el que se invocan ordinariamente dos puntos de apoyo: legalizar la marihuana con la finalidad de disminuir la violencia del narcotráfico. La narrativa es interesante porque procede de la certeza del propio pensamiento más que de la realidad en sí.

Una certeza del colectivo intelectual --al menos de aquellos que más intervienen en los mass media-- señala que la reducción de la violencia será efecto de abatir el mercado negro con su legalización. Cabe considerar que de bajar la violencia sería solamente en proporción al porcentaje de violencia debido a la marihuana.

2. Desde esta perspectiva, la presion social, las grandes movilizaciones públicas y el diseño de políticas gubernamentales son un reto gigantesco. De acuerdo, pero es mayor reto desviar la mirada de las necesidades económicas de los ciudadanos y centrarse en legalizar aspectos tóxicos que deberá atender en el futuro el erario público.

Una opinión interesante se refiere a los turistas extranjeros. Están seguros que les gustaría “echarse su cigarrito de mota” en sus vacaciones, por lo cual no debe faltar quien se los venda. Así se conserva y alienta el turismo. Desde luego, pero se alienta lo peor del turismo y no todos consumen cannabis.

No faltan consideraciones sobre el crecimiento de narcomenudistas en pleitos a muerte por el control del mercado porque son plazas tremendamente redituables. Las balaceras auyentan el turismo, como ha sucedido en Acapulco, QuintanaRoo, Baja California y Cancún. ¿En qué quedamos? Parece que la marihuana atrae y aleja al turismo al mismo tiempo.

De no legalizarla se corre el riesgo de que nos abandonen los turistas extranjeros con el efecto inevitable de menos ingresos económicos y disminución de fuentes de trabajo honradas. ¿Remedio? ¿Legalizar su uso?

Sin embargo, la clase política no se atreve a dar el paso dicen, porque son conservadores. ¿No es conservador conservar el turismo marihuano? Otro argumento sugiere legalizarla, regular su consumo y cobrar impuestos para campañas educativas y sanitarias contra las adicciones. Es decir, parece necesario permitir la intoxicación como punto de partida para educar y destinar recursos económicos en orden a recuperar la salud perdida.

No parece haber duda alguna en legalizarla a imagen y semejanza de California y Colorado. Pero no se puede desviar la mirada de lo que ha sucedido en otros países como Holanda, Suecia y Dinamarca. ¿Queremos cambiar al país en un destino turístico para el libre consumo de marihuana y hachís?

Finalmente, ¿qué revela el sector médico? Refiero algunos señalamientos científicos.

Por ejemplo, el tetrahidrocanabinol (THC) afecta diversas áreas del cerebro, y porciones encefálicas que permiten a una persona poder crear nuevas memorias y cambiar su foco de atención. ¿Vale la pena perder estas dos capacidades en favor del gusto ludico?

Como resultado, se deteriora significativamente la habilidad de aprender y realizar funciones más complejas. También perturba la actividad del cerebelo, la postura espacial, la coordinación de movimientos y la reacción espacio- temporal. Las personas que han consumido marihuana experimentan reducciones significativas en su capacidad para conducir vehículos de una forma segura.

3.(https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/la-marihuana/como-produce-sus-efectos-la-marihuana)

En conclusión: No todo lo que se puede legalizar se debe legalizar. No me parece acertado permitir la autodestrucción legal personal. Cada ser humano es único, inigualable e insustituíble en su aportación que debe prestar a la sociedad y al país. En la siguiente colaboración trataré el tema del consumo de marihuana desde la perspectiva de le ética natural.

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