lunes, 8 de abril de 2019

RETOS Y DESAFÍOS DE LA JUVENTUD

Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com

1) Para saber

Con fecha de 25 de marzo de 2019, fiesta de la Anunciación, el Papa Francisco firmó la Exhortación Apostólica Postsinodal “Christus vivit” (Cristo vive) en el Santuario Mariano de la Santa Casa, en Loreto, Italia.


Se trata de un documento especialmente dirigido a los jóvenes de la Iglesia, pero también a todo el Pueblo de Dios, esperando que la reflexión sobre los jóvenes nos estimule a todos. El Papa alienta a crecer en la santidad y en el compromiso con la propia vocación.

Esta Exhortación Apostólica es el resultado del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional que se celebró del 3 al 28 de octubre del año pasado. 

Consta de 299 puntos en que se tratan diferentes temas, entre los que destacan: una Iglesia joven que se renueva, María como referente para los jóvenes, la juventud en un mundo en crisis, la relación entre los jóvenes y los ancianos, la juventud como momento para el discernimiento de la vocación, la vocación al matrimonio y la vocación a la vida consagrada.

2) Para pensar

En la Exhortación, el Papa Francisco recuerda a varios jóvenes que, cada uno en su propio camino, alcanzaron la santidad amando la voluntad de Dios. Entre otros, recordó a San Sebastián, San Francisco de Jesús, Santa Teresita del Niño Jesús.

Santa Teresita del Niño Jesús, por ejemplo, que nació en 1873, a sus 15 años atravesó muchas dificultades pero logró ingresar a un
convento carmelita. Vivió el caminito de una confianza total en el amor del Señor y se propuso alimentar con su oración el fuego del amor que mueve a la Iglesia.

Recordando que Jesús dice que a quien más se le perdona, ama más, Ella, aunque no había cometido pecados graves, sentía que Jesús le había perdonado más que a muchos pecadores. 

La santa lo explicaba poniendo un ejemplo: Supongamos que el hijo de un sabio doctor, al tropezar en su camino con una piedra, cae y se rompe un miembro. Acude a su padre al punto, lo levanta amorosamente, cura sus heridas, y luego el hijo, curado, le demuestra su gratitud. 

Mas he aquí otra suposición: Habiéndose enterado el padre de que en el camino por donde ha de pasar su hijo hay una piedra peligrosa, la quita, sin ser visto. Su hijo ignora la desgracia de que le ha preservado la mano paterna, pero cuando lo descubre todo, ¿no le querrá mucho más? 

Pues bien, decía santa Teresita, “yo soy ese hijo, objeto del amor providente de un Padre… Me ha dado a conocer la inefable previsión con que Él me amó, para que ahora le ame con locura”. Por ello, debía amarle mucho, porque no solo le perdonó mucho, sino todo.

Pensemos si sabemos reconocer y agradecer a Dios su perdón y el que nos haya evitado en la vida tantos males.

3) Para vivir

La santidad no es cuestión de años, sino de amor. Por ello, ha habido muchos jóvenes que alcanzaron la santidad en su corta vida:

“Ellos fueron preciosos reflejos de Cristo joven que brillan para estimularnos y para sacarnos de la modorra… son una muestra de qué son capaces los jóvenes cuando se abren al encuentro con Cristo”, afirmó el Papa.

Al finalizar el texto de la Exhortación Apostólica anima a los jóvenes a “correr más rápido que los lentos y temerosos”, pues la Iglesia necesita su entusiasmo, sus intuiciones y su fe.

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