jueves, 8 de febrero de 2018

¿QUÉ ES LA CUARESMA?

Esta Cuaresma comienza el próximo 14 de febrero, con el Miércoles de Ceniza. El Papa Francisco sugiere fortalecer la fe y la caridad, y estar alerta ante los falsos profetas. Citó a un Evangelista, que escribe: “Al crecer la maldad, se enfriará el amor de la mayoría” (Mateo 24,12). Luego explica que los falsos profetas son como “encantadores de serpientes”, o sea, aprovechan las emociones humanas para esclavizar a las personas. Otros falsos profetas son los “charlatanes” que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que luego resultan inútiles. Estos estafadores quitan la libertad y la capacidad de amar. Desde siempre el demonio presenta el mal como bien, y lo falso como verdadero.




Dante Alighieri, en su descripción del infierno en la célebre "Divina Comedia", se imagina al demonio sentado en un trono de hielo; su morada es el hielo del amor extinguido. Lo que apaga la caridad es la avidez del dinero, raíz de todos los males; a ésta le sigue el rechazo de Dios. 

La creación también es testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad –explica el Papa Francisco-, la tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e interés; los mares también están contaminados.

Pero, ¿qué es la Cuaresma? Es una etapa que recuerda los 40 días que Jesús pasó en el desierto haciendo oración y ayunando. 

El ayuno, para nosotros los cristianos, consiste en comer menores cantidades que en días normales. Así, tomar un café con leche y un pan en el desayuno; luego, hacer una comida normal y tender a cenar poco y no comer entre comidas. La abstinencia consiste en no comer carne roja ni de ave (sólo pescado).

Pero es importante que el ayuno debe de ir acompañado de alegría y buen humor, sin que los demás lo noten y para que sólo Dios sea testigo de nuestras pequeñas privaciones voluntarias por amor a Él.

La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo no tiene paralelo por su particular crueldad. Es la historia de un Deicidio. Es el crimen más monstruoso que se haya cometido en el devenir de la Humanidad. A Jesús le costó mucho sufrir su Pasión. Por eso es conveniente meditarla a menudo, como un modo de agradecer lo mucho que hizo por nosotros. 

Dijo Jesús: "Cuando ayunes, no pongas tu cara triste, sino perfuma tu cabeza y lava tu cara, y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará” (Cfr. Mateo 6, 16-17). 

El ayuno remueve el Corazón de Dios, ayuda a tener dominio sobre nuestros instintos y aumenta la libertad del corazón. Existen también otro tipo de “ayunos”, por ejemplo, contra los caprichos, los detalles de vanidad o de egoísmo; contra el excesivo amor propio; contra el propio mal humor. Sin duda, son las mejores mortificaciones ya que fortalecen el carácter y la fuerza de voluntad.

Los 40 días de Cuaresma pueden servir para meternos en nuestro interior y descubrir lo que no sabemos de nosotros, podemos así conocer las heridas que llevamos, nuestra debilidad y la necesidad que tenemos de ser humildes y apoyarnos en la fortaleza y la gracia infinitas de Dios. 

Dios tiene una palabra para cada uno de nosotros, pero a veces no lo escuchamos por el exceso de ruido y la falta de silencio interior. Hay que aprender a escuchar con calma y serenidad al Señor en el fondo de nuestro corazón porque Dios nos habla en voz baja. 

Esta Cuaresma podemos darle a Dios tiempo de oración para conversar con el Señor. Podemos, por ejemplo, leer el Catecismo de la Iglesia para prepararnos a la revelación de la misericordia de Dios.

A veces uno se pregunta: ¿qué sacrificios se pueden hacer, además del ayuno? Quizás podrían ser algunos de los siguientes: cumplir el pequeño deber de cada instante con alegría; vencer la pereza o la soberbia; comer menos de lo que nos gusta mucho; vivir la paciencia y la caridad con los demás, comenzando por los de nuestra propia familia; realizar obras de misericordia corporales y espirituales con los más necesitados, como nos pide el Papa Francisco...

La propuesta de Dios para cada Cuaresma es grande: es hacernos nuevos, renovarnos. Cuaresma es tiempo de conversión y convertirse es buscar a Dios. 

Significa cambiar de rumbo en el camino de la vida: pero no basta con sólo un superficial ajuste, sino con un profundo y verdadero cambio de dirección porque queremos tomarnos a Dios en serio.

Conversión es ir contracorriente, donde la “corriente” es el estilo de vida frívolo, que a menudo nos hace esclavos del mal. La conversión es una elección de fe que nos lleva a la amistad íntima con Jesucristo. Tenemos necesidad de Él, que nos lleva a la alegría infinita.

¡Cuántas veces no comprobamos que muchas de nuestras "soluciones" a determinados problemas son imperfectas! No así las soluciones de Dios. Cuando ayunamos, oramos y nos mortificamos, encontramos la solución a muchas interrogantes de nuestra existencia. Nos ponemos en sintonía con Él y viene entonces la paz profunda a nuestra vida, 

Dra. Rebeca Reynaud,
estudiosmujer01@hotmail.com 

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