viernes, 29 de septiembre de 2017

EPIDEMIA DE NOTICIAS FALSAS EN TORNO A LOS SISMOS

Cada vez circulan más “noticias falsas”, que afectan a todo: desde política hasta los recientes los sismos. ¿Se pueden evitar? ¿Qué podemos hacer los lectores?

1. Redes sociales, un nuevo medio de información. La consolidación de las redes sociales ha cambiado nuestro modo de acceder a la información, porque hoy cualquier persona puede ser
la fuente noticiosa.

Este nuevo paradigma ha contribuido a tener noticias de cualquier parte del mundo o de una misma ciudad, de cualquier situación: desde un premio escolar hasta una persona bajo los escombros de un sismo.


2. Las “noticias falsas” afectan la vida pública. Las “noticias falsas” no tienen nada que ver con las bromas que circulan por las redes; más bien, se trata de “una deformación instrumental de los hechos, que puede repercutir en las conductas individuales y colectivas”, según las describe un boletín reciente del Vaticano (News.va, 29 sep. 2017).

Un ejemplo claro y reciente de esa deformación de los hechos sucedió durante la campaña previa las elecciones presidenciales en Estados Unidos. En su momento, New York Times publicó que dos jóvenes (uno en Canadá y el otro la Rep. de Georgia) descubrieron que la “tendencia voraz” por las noticias políticas tendenciosas era una fuente para disparar las ventas de publicidad.

Las noticias falsas generadas por ellos –y por otros más– fueron recogidas por algunos medios, como un reportaje falso titulado “Ya basta, liberales… Hillary perdió el voto popular por varios millones. Aquí les diremos por qué” (NYT, 30 nov. 2016).

3. El terremoto en México y las falsas noticias. Durante los días siguientes al sismo que afectó gravemente a la Ciudad de México, dio la vuelta al mundo la supuesta noticia de una niña llamada Frida Sofía, que seguía viva debajo de los escombros de su escuela. 

Después de 24 horas de cobertura noticiosa, se supo que esa niña nunca existió (Milenio, 21 sep. 2017).

De igual manera, en las horas posteriores al terremoto circularon noticias de que la ONU anunciaba que estaba por ocurrir un sismo mucho mayor, de que el gobierno había dado indicaciones de utilizar maquinaria pesada en los derrumbes donde todavía había personas vivas (Milenio, 22 sep. 2017).

4. Lectores exigentes. Hasta ahora los usuarios de las redes sociales estamos felices de la facilidad para transmitir una noticia por nosotros mismos, pero sin reparar que no todo lo que se difunde en las redes corresponde completamente con los hechos.

Sin embargo, ante la facilidad de difusión de noticias, la gran mayoría de los receptores han reaccionado con mucha credulidad. Por eso, el gran remedio contra las noticias falsas es que cada uno nos propongamos ser lectores más críticos.

Debemos contribuir a que se forme una nueva cultura de lectores exigentes. Así, antes de dar por buena una noticia y de difundirla (“retuitiarla”, “compartirla”, “hacerla viral”):

Primero debemos verificar la fuente: si proviene de un testigo real o “lo escuche en la calle”; 

Segundo, confirmar la noticia, utilizando los buscadores de internet;

Tercero, tener el sentido común de dudar de las noticias alarmantes, como: “ya viene el fin del mundo”, “está a punto de iniciar una 
guerra mundial”, etc. 

Epílogo. Las redes sociales han democratizado la información, porque cualquier persona puede generarla y difundirla; también han contribuido a que se conozcan los hechos con rapidez y con un gran alcance. 

Como reverso de la moneda, siempre circularán noticias falsas con apariencia de ser verdaderas. 

Por eso, no podemos delegar en otros nuestra responsabilidad de ser lectores exigentes, ni podemos quedarnos tranquilos con culpar a los medios de difundir información falsa, porque en esta nueva época de la comunicación instantánea todos tenemos la oportunidad de verificar las fuentes, confirmar las noticias y utilizar nuestro sentido común.

Luis-Fernando Valdés,
@FeyRazon lfvaldes@gmail.com

jueves, 28 de septiembre de 2017

EL TRABAJO ORDINARIO, ¿CAMINO DE SANTIDAD?

El 2 de octubre de 1928, mientras hacía un curso de retiro en Madrid (España), san Josemaría Escrivá de Balaguer vio con claridad lo que Dios le pedía: que fundara, el Opus Dei (del latín, la Obra de Dios). 


Sobre este trascendental suceso, el Papa Francisco ha comentado: “Que precioso ejemplo de la vida sacerdotal de
san Josemaría, precursor del Concilio Vaticano II al proponer la llamada universal a la santidad, que suscite en todos los fieles de la gran familia del Opus Dei una renovada certeza de que el creyente, en virtud del bautismo, que lo incorpora a
Cristo, está llamado a ser santo y a colaborar con su trabajo cotidiano a la salvación de la humanidad” (Roma, noviembre de 2013). 

Se trata, en una sintética expresión del Fundador del Opus Dei, de: “Santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los demás con el trabajo”.

Vivimos en una civilización que se caracteriza por desarrollar en todos los ámbitos las más variadas actividades manuales e intelectuales entre mujeres y hombres; personas de toda clase y condición social; de todas las lenguas, razas y nacionalidades en los cinco continentes; en un mundo moderno marcado por la industrialización y el progreso técnico.

Y precisamente en nuestra época, el Señor quiso que las personas descubrieran que esa profesión o quehacer ordinario, lejos de ser ajeno o indiferente a su Voluntad Divina, sea precisamente el quicio y punto de partida donde se fundamentara su camino de plenitud de vida cristiana.

Porque la vida del hombre sobre la tierra, rara vez se desenvuelve entre sucesos extraordinarios. Lo habitual es que las personas realicen su trabajo cotidiano con absoluta normalidad. Hay quienes consideran a esas actividades como algo intrascendente y sin valor. 

Pero a los ojos de Dios rebosan de una enorme trascendencia, si esa labor ordinaria se hace por amor de Dios. 

A este respecto, escribió san Josemaría: “Conviene no olvidar, por tanto, que esta dignidad del trabajo está fundada en el Amor… Por eso el hombre no debe limitarse a hacer cosas, a construir objetos. El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor. Reconocemos a Dios no sólo en el espectáculo de la naturaleza, sino también en la experiencia de nuestra propia labor, de nuestro esfuerzo” (Es Cristo que pasa, No. 48).

Al cumplirse un aniversario más de la fundación del Opus Dei, conviene recordar también, que ese trabajo es ocasión de acercar a los colegas o compañeros de labor a Dios, para servirles y brindarles –con naturalidad- un testimonio de vida
cristiana mediante un trabajo bien realizado. 

Precisamente en un tiempo en que, ante las actuales corrientes secularizadoras que pretenden hacer olvidar a Dios del horizonte sociocultural, urge que más personas conozcan el mensaje del Evangelio para revelarles a Jesucristo en este camino de búsqueda de la santidad dentro de los quehaceres ordinarios y como un modo específico de encontrar y amar a Dios en medio de los afanes cotidianos de este mundo.

Raúl Espinoza Aguilera,
raulespinozaaguilera@gmail.com

martes, 26 de septiembre de 2017

TERREMOTO: ¿QUÉ HACER CUANDO ALGUIEN SUFRE?

1) Para saber



El Papa Francisco mostró su cercanía y solidaridad con las víctimas del terremoto que asoló México y que dejó más de 300 muertos como consecuencia del derrumbe de numerosas edificaciones.

“En este momento de dolor quiero manifestar mi cercanía y oración a toda la querida población mexicana”, señaló el Santo Padre en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. El Pontífice, también invitó a rezar por los fallecidos, los heridos, los que han perdido sus hogares y por todos los que ayudan en las tareas de rescate: “Elevemos todos juntos nuestra plegaria a Dios para que acoja en su seno a los que han perdido la vida, conforte a los heridos, sus familiares y a todos los damnificados".


2) Para pensar

Se cuenta que había una pareja que tenían una niña llamada Mariana. Como eran ateos, jamás le hablaron de Dios a la niña. Una noche, cuando Mariana tenía 5 años, sus padres pelearon y el papá lleno de enojo le disparó a la mamá y después se suicidó. Todo esto delante de la niña.

La enviaron a un hogar adoptivo. Su nueva mamá, Cristina, la llevó a la iglesia. Ese día la mamá la llevó a la clase de catecismo y le explicó a la maestra que la niña jamás había escuchado hablar de Jesús y que por favor le tuviera paciencia.

La maestra tomó una figura de Jesús y le preguntó a todos los niños del salón: "¿Alguno de ustedes sabe quién es esta persona?". La pequeña Mariana al ver la figura se alegró y respondió: "Yo sé, maestra, yo lo conozco”. La maestra sorprendida le preguntó: ¿Y cómo es que le conoces?” Mariana respondió: “Ese es el señor que estuvo tomando mi mano y me consoló la noche que en mis padres murieron".

Independientemente de lo real del relato, lo que sí podemos afirmar es que Jesús está al lado de quien sufre y no deja de prestarle ayuda. El reciente sismo de la Ciudad de México no fue la excepción. Podemos afirmar que en ese, y todos los desastres, nuestro Señor no abandona a nadie y está al lado de quienes sufren algún daño y de sus seres queridos.

3) Para vivir

El Papa se cuestionó qué hacer cuando se viven momentos difíciles: “Quizás alguno piensa tomar una pastilla para dormir y huir de los acontecimientos, o tomar tres o cuatro copas de alcohol, pero esto no ayuda”, aseguró el Papa.

Francisco reveló que se pueden hacer dos cosas:

La primera está en el salmo 87: “Llegue hasta Ti mi oración, Señor”. Se necesita orar: “Es una oración de llamar a la puerta. El mismo Señor nos enseña cómo orar en esos momentos tan feos. Orar con autenticidad, es también desahogarse.

Y lo segundo que se puede hacer ante una persona que sufre es estar con él, lo importante es mostrar cariño, más que hacer discursos. Cuando una persona sufre, se debe ayudar con el silencio, la cercanía, las caricias, con la oración ante el Padre”. Silencio; pero silencio con mucho amor, con caricias.

Francisco concluyó orando a Dios “para que nos de la gracia de orar cuando seamos sometidos a este estado, y también la gracia de saber acompañar a las personas que sufren momentos feos de tristeza”.

Pbro. José Martínez Colín, 

lunes, 25 de septiembre de 2017

SOLIDARIDAD EN MÉXICO: ¡USTEDES SON MIS BRAZOS!

Con ocasión del tremendo sismo que sufrió México, dejando tanta destrucción en la capital y otros estados, me vino el recuerdo de una anécdota que ocurrió en Alemania, al concluir la Segunda Guerra Mundial.

En un pequeño pueblo, la iglesia parroquial tuvo muchos daños a causa de los bombardeos. Allí se guardaba una imagen de Cristo crucificado de gran devoción en esa región del país y de notable valor artístico.

Como consecuencia de una de las bombas, la imagen perdió los brazos. Cuando terminó la conflagración bélica, el párroco y sus feligreses se plantearon qué podían hacer con el Cristo roto.

Unos eran partidarios de dejarlo tal y como había quedado. Otros, por el contrario, preferían encargar a algún artista que hiciera una reproducción de los brazos con base a fotografías y completar así la escultura.

Finalmente prevaleció la primera de las propuestas. El Cristo quedó sin brazos, en el lugar de costumbre, pero debajo se puso una inscripción que decía: “Ustedes son mis brazos”. Sin duda, esta frase entraña un profundo significado y quedó como un símbolo del servicio que deberían de prestar los fieles a sus hermanos los hombres.

Muchas personas, a raíz del fuerte temblor de tierra, se han preguntado: ¿Y dónde estaba Dios? Pienso que la respuesta se puede dar, partiendo de esta anécdota ocurrida en Alemania, y que resulta tan actual en estos momentos de dolor y sufrimiento en nuestra nación.


Realmente es admirable el hecho de que miles de ciudadanos se encuentren trabajando incansablemente -de día y de noche- por rescatar a las víctimas debajo de los escombros de los edificios; el que oleadas de jóvenes y personas generosas participen activamente para llevar su ayuda a las numerosas instalaciones de acopio; otros muchos, entregando personalmente -en todas las zonas afectadas del país- víveres, ropa, medicamentos, asistencia médica, colaborando en la reconstrucción de las viviendas, etc.

Pero no ha sido sólo eso. En muchos casos los integrantes de las brigadas han brindado palabras de ánimo y de consuelo a quienes han padecido lesiones, heridas y pérdida de sus familiares y sus casas; han sido miles las elocuentes manifestaciones de verdadera fraternidad.

Por ejemplo, en los edificios caídos en la Ciudad de México, ubicados en las inmediaciones de las calles Gabriel Mancera y Eugenia, en la colonia del Valle, el dueño de una miscelánea cercana decidió no cobrarles a los brigadistas para que dispongan de líquidos y alimentos y continúen con su ingente labor. Y así tantos ejemplos de católicos, agnósticos y personas de otras religiones.

Me edificó sobremanera observar a cientos de jóvenes y adultos –mujeres y hombres- descargando los víveres de enormes vehículos, coordinándose para ordenarlos y subirlos a otros camiones de carga y que sean llevados a las poblaciones donde más se requieran.

Antes de ponerse en marcha esos vehículos, los jóvenes escribieron con marcadores en los blancos costados de cada tráiler, emotivos mensajes de ánimo y solidaridad.

El lema: “¡Ustedes son mis brazos!” se ha convertido en una maravillosa realidad en nuestra patria, dando un inolvidable ejemplo a toda la ciudadanía y al resto del mundo.

Raúl Espinoza Aguilera,
raulespinozaaguilera@gmail.com

sábado, 23 de septiembre de 2017

SISMO EN MÉXICO, ¿DÓNDE ESTABA DIOS?

Ante la gran tragedia del sismo en México, viene la gran pregunta: si Dios cuida o no a la gente. Para los creyentes, la cercanía de Dios fue perceptible mediante diversos signos de los que fui testigo.

1. Una misma fecha, diferentes efectos. Vivo en la Ciudad de México y me tocó sentir el impresionante sismo del pasado 19 de septiembre, aniversario de aquel otro terremoto de 1985.

Pero ahora la situación fue diferente, pues estábamos mejor preparados para una emergencia de esta magnitud.


A las 11:00 horas hubo un gran simulacro, como se hace cada 19 de septiembre; pero dos horas después vino el temblor real. Los simulacros realizados cada año, la señalización tanto de salidas de emergencia como de puntos de reunión seguros, realmente ayudaron a mitigar el caos generado por el movimiento de suelos y edificios.

Además, las normativas de construcción que se implementaron desde 1985, también jugaron un papel importante. La BBC estima que en aquella tragedia murieron unas 10 mil personas, unas 68 mil resultaron heridas y 30 mil edificios fueron afectados. Ahora, murieron 148 personas en la ciudad de México (y otras 138 en los estados de Morelos y Puebla), se colapsaron 40 edificios, y el Excelsior calcula que 2,400 edificios quedaron severamente dañados. Las cifras son altas, pero la diferencia entre ambos sismos es enorme.

2. Una solidaridad trepidante. En todo el mundo se han transmitido imágenes de la ayuda humanitaria que por toneladas se han enviado a las zonas afectadas por el sismo: agua, comida, ropa, herramientas. Además, el gobierno local ha facilitado el transporte público y el acceso a los hospitales públicos.

Miles de personas, especialmente los jóvenes, espontáneamente ha acudido a prestar ayuda en las labores de rescate y de atención a los damnificados. Yo mismo he visto acudir a centenares de alumnos de la Universidad Panamericana, de la cual soy capellán y profesor, como voluntarios a diversos puntos de la Ciudad de México y del estado de Morelos. 

También soy testigo de la enorme red de ayuda de la Iglesia Católica que, mediante las parroquias y decanatos, ha facilitado víveres y albergues.

3. La cercanía de todo el mundo. La solidaridad no se redujo a la ayuda económica, sino que también se manifestó en los sentimientos de apoyo y de cercanía, junto con las miles y miles de plegarias por los difuntos y por los necesitados.

Los mensajes de grandes personajes, como el Papa Francisco, de presidentes y primeros ministros, de artistas y empresarios, nos dieron el consuelo de saber que no estamos solos en esta tragedia, y nos ayudaron a ver que todavía hay mucha bondad en nuestro mundo. 

Epílogo. Los cataclismos son fenómenos que responden a leyes naturales, no a castigos divinos. En esas tragedias, Dios cuida ordinariamente a los hombres mediante nuestro propio ingenio y responsabilidad, que –en este caso– nos permitieron desarrollar una cultura de prevención que evitó una tragedia más grande.

Pero Dios nos atiende especialmente mediante el sentimiento de solidaridad que Jesucristo, Dios hecho hombre, ha sembrado en los corazones con su ejemplo y sus enseñanzas: “ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22,39), “trata a los demás como quieres que ellos te traten a ti” (Mateo 7,22), y dale dar de comer al hambriento y techo al desamparado (cfr. Mateo 25, 31-46).

Por la fe, sé que Dios estuvo presente durante el sismo, en el rostro y las manos de quienes prestaron ayuda.

Luis-Fernando Valdés,
@FeyRazon lfvaldes@gmail.com

jueves, 21 de septiembre de 2017

ORACIÓN POR MÉXICO

Señor Jesús, te pedimos acojas las almas de quienes han partido, víctimas del terrible terremoto del día 19. Recíbelos en Tu Reino, colma de gozo sus almas después de haber padecido terribles sufrimientos. 



Sostén a quienes se debaten en medio de las ruinas entre la vida y la muerte, guía a los sacrificados rescatistas para que puedan encontrarlos a tiempo, aún con vida.

Consuela a tantas familias que han perdido a sus seres queridos, sus hogares, sus posesiones. Ayúdanos a todos a ser más solidarios.

Siempre, ante las tragedias, no nos queda más remedio que confesar: no entendemos. ¿Cómo nos atormenta la pregunta por el “por qué”?, más angustiosa se torna al personalizarse:
¿por qué a mí? Sabemos que no encontraremos una respuesta en esta vida. 

Nos consuela saber que Tú sabes más, y que en la otra vida lo comprenderemos todo. Pero ahora no entendemos. No hace falta. Sabemos, sin embargo, que no nos dejas solos, que nos prestas la fortaleza para seguir adelante.

Sabemos también que tú sabes sacar, de los grandes males, bienes aún mayores, aunque a veces, lo reconozco, no me doy cuenta o no me lo parezca así.

De entre las cosas que podemos agradecerte, en medio de tanto dolor, es descubrir, casi por maravilla que, en el fondo, no somos tan malos. 

El espectáculo impresionante de la espontánea solidaridad y organización de toda la sociedad no dejan mentir. Por un momento muchos mexicanos han dejado de ir a lo suyo, a sus propios intereses, y han hecho de interés por los demás una opción que merece el sacrificio, en muchos casos hasta la heroicidad. 

Personas que espontáneamente, sin que nadie se los pida ni se los exija, se han sometido a jornadas extenuantes de trabajos, con la ilusión de salvar aunque sea una vida.

Personas que han dado su tiempo, su dinero, han compartido comida, alimentos, medicina, acogido, abierto las puertas de su hogar a los damnificados. Personas, en fin, que se han jugado su integridad física –los famosos “topos”- para salvar al hermano.

¡Qué consuelo ver por los medios de comunicación y las redes sociales que ha valido la pena el esfuerzo!, ¡qué alegría descubrir como, por milagro, unos rescatistas sacan de entre un mar de piedra a un indefenso bebé que apenas respira! 

El milagro de la vida se hizo posible por el milagro de la generosidad, del sacrificio, de la esperanza. Sólo por esa vida ha valido la pena toda esa imponente movilización, y gracias a Ti Señor, no ha sido la única.

En efecto, por un misterioso sino de nuestra idiosincrasia damos nuestra mejor cara cuando estamos sufriendo. El sufrimiento nos une, nos ayuda a descubrirnos como hermanos, nos lleva a dar lo mejor de nosotros.

Descubrimos el material del que estamos hechos, las grandes aspiraciones, los grandes anhelos del corazón, nuestro potencial insospechado. 

Un capital de generosidad tantas veces inexplotado, empolvado, quizá olvidado, que se reactiva maravillosamente cuando alguien, la sociedad entera, lo necesita a nuestro alrededor. 

Y es maravilloso ver cómo esa actitud es contagiosa, el deseo de compartir, de ayudar, de paliar el sufrimiento del prójimo. 

Te pedimos Señor, que por un milagro aún mayor, esa actitud no decaiga. Que descubramos, maravillados, que esto que estamos siendo en estos días trágicos podemos serlo siempre, pues, si así fuese, se transfiguraría el rostro, ahora doliente, de nuestra Patria. 

Debemos también Señor pedirte, junto a las gracias por tanto heroísmo y a la ayuda para que sea eficaz y se mantenga, cuando ya no tengamos fresco el recuerdo del bambolear de la tierra, pedirte perdón. 

Aunque pocos, no han faltado quienes quieran aprovecharse de la dolorosa situación, de la confusión reinante. Te pedimos Señor que toques su corazón indiferente a la desgracia ajena, pues causan más pena que aquellos que sin culpa de su parte sufren en su propia carne. La ceguera espiritual es muy dolorosa. 

Te pedimos también por los que no han sabido solidarizarse, y han continuado pendientes solo de sus propios intereses, remedia su miopía espiritual. 

Te pedimos Señor, en fin, que nos hagas resurgir de la tragedia, más unidos, más fuertes, más conscientes de que formamos parte de una gran nación, que en medio de experiencias dolorosas y trágicas como la de estos días, en realidad parece una gran familia. 

Te lo pedimos por intercesión de nuestra querida Madre, la Virgen de Guadalupe.

P. Mario Arroyo.
marioa@gmail.com
Sacerdote. Doctor en Filosofía.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

¿HA VISTO USTED A DIOS ALGUNA VEZ?

El catedrático e investigador francés, Michel Eugéne Chevreul, fue un hombre que gozó de gran prestigio en Francia y en otros países europeos por sus descubrimientos científicos y eruditos conocimientos. 

Cuando contaba con más de noventa años, al concluir una conferencia ante un grupo de universitarios en la que había hecho mención de la existencia de Dios, tuvo que escuchar una pregunta que le dirigió -con cierta sorna- un joven incrédulo:

-¿Usted cree en Dios? ¿Lo ha visto alguna vez?

-Claro que sí, yo he visto a Dios; no en sí mismo, porque es puro espíritu, sino en sus obras. En efecto, yo he visto su omnipotencia en la magnitud de los astros y en su rápido movimiento. He visto su inteligencia y sabiduría en el orden
admirable que reina en el universo. He visto su bondad infinita en los innumerables beneficios de que me ha colmado. ¿Usted no ha visto todo eso? ¿No ve al pintor divino en el magnífico cuadro de la Creación? ¿No ve al artista en su obra?


Parecida respuesta le daba un sabio árabe del desierto a un misionero: 

-Creo en Dios. Cuando percibo las huellas de unos pasos en la arena, me digo: alguien ha pasado por aquí. De la misma manera, cuando veo las maravillas de la naturaleza, me digo: una gran inteligencia ha pasado por aquí, y esa inteligencia infinita es Dios”. 

El Cardenal Albino Luciani, futuro Papa Juan Pablo I, en su ameno libro Ilustrísimos Señores, cuestionaba sobre si se suprimiera a Dios de la civilización, ¿qué es lo que quedaba? ¿en qué se convierten los hombres? 

Y recordaba aquel pensamiento del filósofo y jurista, el Barón de Montesquieu, quien tenía la convicción de que sin una sólida fe difícilmente se sostiene una norma moral: “El hombre sin religión es un animal salvaje, que no siente su fuerza sino cuando muerde y devora”. Todavía resulta más fuerte, la frase atribuida a Napoleón: “Sin religión, los hombres se degollarían por cualquier insignificancia”. 

Algo semejante expresa uno de los personajes de la célebre novela del escritor ruso Fiódor M. Dostoievski, Los Hermanos Karamazov, cuando se planteaba: “Si Dios no existe, todo está permitido”. En efecto, si falta el apoyo de un sentido profundo de la existencia humana, se pierde el Norte, se desarticula toda norma moral; y ya nadie se preocupa de tener que dar cuenta de nada a nadie. Es “el lobo estepario” de Herman Hesse.

A lo largo de los siglos, el ser humano ha experimentado un hondo anhelo de encontrarse con la Trascendencia y, con frecuencia, en el ocaso de su vida, percibe interiormente una creciente sed de Dios. 

Esto lo expresa magistralmente el poeta de Castilla, Antonio Machado, con sus versos: “Yo voy soñando caminos / de la tarde. ¡Las colinas / doradas, los verdes pinos, / las polvorientas encinas!... / ¿Adónde el camino irá? / Yo voy cantando, viajero, / a lo largo del sendero… / -la tarde cayendo está-.“ 

En forma más dramática lo expresa en los últimos versos de
este poema: “Así voy yo, borracho melancólico, / guitarrista lunático, poeta, / y pobre hombre en sueños, / siempre buscando a Dios entre la niebla” (“En una tarde cenicienta y mustia”). 

Lo cierto es que si observamos con detenimiento el universo entero tanto en su macrocosmos como en su microcosmos; la naturaleza misma con sus muy variadas plantas y animales marinos y terrestres; ya sean pequeños o grandes, desde el bello y majestuoso vuelo de un águila sobre las altas cumbres de las montañas hasta el ágil y gracioso colibrí en un florido jardín, concluimos que todo es producto de una Inteligencia creadora, de un Ser Supremo que puso orden y concierto en todo lo que miramos y palpamos.

Llegamos entonces a considerar que la Creación no es sino una admirable y maravillosa manifestación del poder y la infinita bondad de Dios hacia los hombres.

Raúl Espinoza Aguilera,
raulespinozaaguilera@gmail.com

RESEÑA DEL LIBRO: "CÁLIDO VIENTO DEL NORTE"

Pocos libros resultan tan apasionantes en su lectura como la última obra publicada por el conocido autor José Miguel Cejas -fallecido en fecha reciente-, titulada: Cálido Viento del Norte (Ed. Rialp, Madrid, 2016).


En su libro anterior, El Baile tras la Tormenta, el escritor recogió recuerdos y testimonios de personas en Lituania, Letonia, Estonia y de Rusia que habían sufrido persecución bajo el gobierno marxista-leninista de la extinta Unión de 
Repúblicas Soviéticas Socialistas (U.R.S.S.) y todas las desastrosas consecuencias de ese régimen totalitario.

Y José Miguel Cejas comenta sobre este hecho histórico: “Sorprende que tantas novelas y películas evoquen las atrocidades del régimen nazi y tan pocas obras literarias y cinematográficas recuerden el infierno de los gulags” (campos de concentración soviéticos).

En este nuevo libro –que es como una continuación del anterior- ofrece también relatos de otros disidentes, pero ya no del Comunismo, sino del materialismo hedonista de los países occidentales.

Con este motivo se fue a investigar y a tener numerosas entrevistas con personas de países nórdicos, como: Finlandia (Helsinki y Oulu); en Tornio (Laponia); en algunas ciudades de Suecia como Estocolmo, Malmö, Gotemburgo, Vadstena, Upsala; en varias islas de Dinamarca; en ciudades de Noruega como Oslo y Stavanger; en Islandia…

Son valientes testimonios de mujeres y hombres que se han rebelado contra lo que se considera “políticamente correcto” en sus respectivas sociedades y se han decidido a vivir con valentía y determinación sus propias convicciones, al margen de lo establecido.

El libro está lleno de historias de optimismo y esperanza. Sin duda, la acción del Espíritu Santo se palpa en cómo la fe en Jesucristo nace en corazones aparentemente indiferentes o “de hielo” y que en los últimos años han comenzado a experimentar un gran atractivo por conocer más sobre el mensaje del cristianismo. 

En muchos casos se han bautizado, ya practican la religión e incluso han surgido vocaciones al sacerdocio.

Eso explica el título del libro: Cálido Viento del Norte, haciendo referencia al resurgir de la fe en países donde apenas ha llegado la Evangelización. 

Y uno de los que brindan su testimonio es el profesionista laico de origen italiano Marco Pasinato, quien decide irse con su familia de misiones a estas gélidas tierras y afirma que Dios nos habla a través de los sucesos, por medio de la historia personal. 

Y lo que originalmente en su existencia parecía “una locura” en realidad era una fuerte y persistente inquietud que el Señor había puesto en su corazón por iniciar la aventura de evangelizar Europa Septentrional.

Por ello, el autor concluye en su introducción sobre el conjunto de testimonios recogidos: “Su disidencia es una denuncia, el anuncio de un tiempo nuevo y un viento cálido y vivificador que nos llega del Norte de Europa”.

Raúl Espinoza Aguilera,
raulespinozaaguilera@gmail.com

¿SOY COMO NARCISO? LA ENFERMEDAD DEL ESPEJO

1) Para saber

En ocasiones la tristeza está causada por el egoísmo. Sucede cuando se vive sólo para uno mismo, es una “autorreferencialidad”, sin tener en cuenta a los demás.

El Papa Francisco nos previene ante este peligroso padecimiento que nos acecha. Se trata, dijo, de la “enfermedad del espejo”. ¿En qué consiste? Es el narcisismo de contemplarse a uno mismo e ignorar a los demás. Es preciso romper con esa dinámica destructiva, e invitó a poner esfuerzo: “¡Rompan el espejo! ¡No se miren en el espejo, porque el espejo engaña!... Hay que dejar de centrarse en uno mismo e ir hacia fuera, hacia la alegría de vivir por Dios y para Dios”.


2) Para pensar

¿Por qué se habla de “narcisismo”? ¿Quién era Narciso? Se trata de una leyenda muy antigua incluida en la mitología, tanto en la griega como la romana. En su versión latina transmitida por Ovidio, se cuenta que la ninfa Eco se había enamorado de un joven llamado Narciso, el cual era muy bello, pero también era muy vanidoso y egoísta.

Un día, mientras Narciso estaba cazando ciervos, la ninfa Eco siguió sigilosamente al hermoso joven, ansiando dirigirse a él. Sin embargo, ella era incapaz de hablar primero, ya que la diosa Hera la había maldecido a solo poder repetir la última palabra de lo que otros decían. Cuando finalmente Narciso escucha sus pasos detrás de él, pregunta: "¿Quién está ahí?", a lo que Eco responde: "ahí". Y continuaron hablando así, pues Eco únicamente podía repetir lo último que otros decían. Pero cuando la ninfa se mostró, Narciso, al igual que había hecho con muchas otras mujeres, la rechazó y le dijo vanidosamente que lo dejara en paz, pues ella no era tan bella como él, y se marchó repudiándola. Eco se quedó desconsolada.

Pero Némesis, que era la diosa de la justicia, al ver lo arrogante y soberbio que se había portado Narciso, lo engaña para que vea su imagen reflejada en un arroyo. Al verse reflejado en las aguas, la visión de su belleza y lozanía lo atraen, pero su vanidad lo atrapa en un castigo sin fin. Narciso, cautivado por su imagen se acerca y cae en el arroyo y en el lugar donde yacía su cuerpo, creció una flor que llevaría su nombre: el Narciso.

La moraleja se aplica para aquellos que no dejan de verse a sí mismos, rechazando a los demás por considerarlos inferiores, y al quedar encerrados en sí mismos, se autodestruyen, al perder la oportunidad de amar.

3) Para vivir

El Papa alertó sobre el narcisismo, ese estar contemplándose a sí mismo e ignorar a los demás. El narcisismo produce tristeza, porque se vive preocupado de aparecer mejor de lo que se es, de compararse para ver si se tiene una belleza mejor que la de los demás.

En este sentido, advirtió el Papa que “un joven que se mete en sí mismo, que vive solamente para sí mismo, termina, ‘empachado’ de autorreferencialidad.

No hay que quedarse viendo el espejo, al contrario, el Papa invitó a mirar hacia afuera, mirar a Dios y a los demás. Y si un día quieren mirarse en el espejo, “les doy un consejo: mírense al espejo para reírse de sí mismo. Hagan la prueba, se les va a refrescar el alma. Saber reírse de uno mismo, eso nos da alegría y nos salva de la tentación del narcisismo”.

José Martínez Colín, Pbro.

ARTE Y RESPONSABILIDAD

En 1935 llega al cenit de su carrera de cineasta con apenas 33 años. Ha realizado uno de los documentales propagandísticos más a afamados de la historia. Aún hoy se reconoce con asombro la calidad de “El triunfo de la voluntad”, considerado “el documental político artístico mejor consumado en la historia del cine”. 


La magna obra, sin embargo, tiene un pecado de origen, que a su vez marcará prematuramente el destino de la directora: en su triunfo está su tumba, pues se trata de propaganda del nazismo. 

La joven directora no tenía la clarividencia necesaria para augurar la corta vida de ese sistema políticamente inhumano. El mundo cinematográfico jamás perdono a Leni Riefenstahl este pecado, y prematuramente culminó la carrera cinematográfica de una mujer talentosa que a la postre viviría 101 años.

Leni con su “Triunfo de la voluntad”, puede considerarse un buen ejemplo de cómo el arte, como toda actividad auténticamente humana, es decir, libre, no puede considerarse eximido de su carácter moral. 

Muchas veces se presenta al arte como exento de esta dimensión, en aras de la creatividad, de la libertad de expresión. Pero ello, lejos de ser un privilegio si fuera verdad, sería en realidad un insulto, pues la dimensión ética es, precisamente, consecuencia de la libertad: somos responsables de lo que libremente hacemos. En dicha obra se observa con claridad el efecto del arte, en ese caso, enardecer a un pueblo en su nacionalismo, exaltar el patriotismo, presentar a Hitler como figura mesiánica, liberadora del espíritu alemán. Motivación necesaria para empujar después a un gran pueblo en una funesta guerra. 

El arte, como todo acto libre, tiene consecuencias. Exige una responsabilidad, no escapa de la esfera moral, al contrario, pues confiere una perfección y un eco a la obra que trascienden el tiempo y el espacio. Arte auténtico puede tener funestas consecuencias.

No es el único caso. Sería también ingenuo pensar en una asepsia ideológica de la obra artística. Como dice el refrán popular, “no puede negarse la cruz de la parroquia”. Muchas veces el arte ha estado influenciado, cuando no sometido, a una ideología. 

Es el caso, bastante conocido, del arte comunista, supeditado totalmente a criterios extra-artísticos. En ocasiones esa servidumbre puede ser odiosa y matar en su origen la creatividad artística, confiriéndole necesariamente a la obra resultante, un carácter mediocre. Pero no siempre el estar influenciado por una idea empobrece al arte, muchas veces tal idea se muestra una fecunda fuente de inspiración.

De hecho, entre más verdadera y buena sea esa idea, se vuelve más apta para expresar la belleza. No en vano, un volumen considerable de la creación artística de la humanidad, probablemente el más consistente, se ha inspirado en el cristianismo.

A veces la servidumbre de la obra artística respecto al espíritu religioso es patente, pero ello, lejos de empobrecer a la obra, le otorga un mayor alcance, como un atajo a la inmortalidad.

La Divina Comedia de Dante, la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, la música de Bach y Mozart, no permiten exagerar o considerar triunfalista tal afirmación. Otras veces la sumisión no es tan evidente, pero la presencia de ese espíritu es patente, como sucede en todo el Siglo de Oro Español o en su contraparte británica en Shakespeare. 

No es exagerado afirmar que la fe ha inspirado los monumentos artísticos y culturales más grandes de la humanidad. Tal dependencia, lejos de empobrecer al arte, lo llevó a su clímax.

Por eso debemos reflexionar sobre las consecuencias del arte. Cuando el arte, lejos de inspirarse en la religión la parodia, ha dado un paso en falso. Ya no es una dependencia creativa, sino la carencia de creatividad la que orilla a tal extremo. 

A su vez, el artista no debe apelar a la supuesta “inmunidad moral del arte”, pues no existe tal. Su obra tiene consecuencias. Cuando hiere los sentimientos de un pueblo, es responsable de esa ofensa. Poco importa que no haya sido su intención ofender, sino expresar una idea. 

Es lo que parece suceder con la polémica obra “Sincretismo” de Ismael Vargas. Aunque no dudamos de la sinceridad de sus intenciones, las cuales ha reconocido incluso el cardenal de Guadalajara, el hecho es que ofenden al sentido religioso de la población. 

Pienso que por ello debería retirar su trabajo, pues no hacerlo implica que no respeta al pueblo que diariamente tiene que soportar lo que considera un agravio. No pensamos que el artista quiera menospreciar el sentir de su pueblo.

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

EL NUEVO ECUMENISMO ECOLÓGICO DEL PAPA FRANCISCO

El Papa Francisco nos ha sorprendido al utilizar la ecología como una “factor” clave para buscar la unidad entre católicos y ortodoxos. ¿Cómo la ecología ayuda al ecumenismo?


1. Una “estrategia anunciada”. Cuando en marzo de 2013, el primer Papa latinoamericano eligió el nombre de Francisco, quizá no le pusimos atención a una de las razones por las que escogió ese nombre.

El Papa recién elegido explicó que escogió ese nombre, porque san Francisco de Asís “para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena, ¿no?” (ACI, 16 mar. 2013).

Detrás de estas palabras no había sólo una mera admiración a un santo, sino todo un programa del pontificado, que tendría en el cuidado ecológico una pieza clave para el diálogo con la sociedad civil. Tampoco sospechábamos que el nuevo Papa también lo utilizaría para dar pasos en el ecumenismo.

2. Una nueva celebración común. En la Iglesia Ortodoxa, desde hace años, cada 1º de septiembre se celebra el día por el Cuidado de la creación. En 2015, durante la presentación de la encíclica “Laudato si’”, el representante del Patriarca Ortodoxo Bartolomé sugirió al Papa que los 
católicos también tuvieran una jornada similar.

Hace unos días el Papa Francisco anunció que desde este año 2017, los católicos celebraremos la ‘Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación’. El Pontífice explicó que celebrar esta Jornada, en la misma fecha con la Iglesia Ortodoxa, el 1º de septiembre, “será una buena ocasión para testimoniar nuestra creciente comunión con los hermanos
ortodoxos” (Vatican Insider, 10 ago. 2017).

3. Un nuevo paradigma para el diálogo ecuménico. Durante casi mil años, el diálogo entre las Iglesias Católica y Ortodoxa se enfrentaba a muy complicados obstáculos de tipo doctrinal.

Para buscar la unidad sin esperar a que los temas teológicos fueran completamente resueltos, los Papas de las últimas décadas iniciaron diversos tipos de acercamientos. Juan Pablo II promovió el “ecumenismo de la sangre”, es decir, reconocer a los mártires cristianos no católicos. 

Benedicto XVI, en Erfurt en 2011, propuso que “la fe, vivida a partir de lo íntimo de uno mismo, en un mundo secularizado” fuera “la fuerza ecuménica más grande que nos une”.

Francisco, con motivo de los 500 años del inicio de la Reforma protestante, en Suecia en octubre de 2016, sugirió que la caridad hacia el prójimo que sufre sea un ámbito en el trabajen juntos católicos y protestantes. Es lo que se denominó “ecumenismo de la caridad” (Aleteia, 29 oct. 2017).

Ahora, el Papa utiliza el tema del cuidado de la creación para da un paso en este diálogo. De manera que somos testigos del surgimiento de un nuevo paradigma del ecumenismo, que podemos llamar “ecumenismo ecológico”.

4. Un mensaje conjunto. ¿Qué relevancia tiene este comunicado de los líderes de los católicos y de los ortodoxos? Además de la importancia y actualidad del contenido sobre el cuidado de la creación hoy día, el mensaje representa un cambio histórico.

Desde 1054 hasta 1965, ambas Iglesias mantuvieron la mutua excomunión por temas doctrinales; en cambio hoy, juntas –hermanadas– proclaman un mensaje válido para los fieles de ambas confesiones. Se trata del primer fruto del nuevo “ecumenismo ecológico”.

Epílogo. Durante siglos el diálogo ecuménico se redujo sólo a las discusiones doctrinales. Pero desde el siglo XX, la vida misma ha hecho que los cristianos de diversas confesiones
descubran que hay muchas dimensiones que nos unen como creyentes en Cristo: el martirio, la fe vivida en un mundo descreído o la caridad hacia los marginados.

Ahora el Papa Francisco, junto con el Patriarca Bartolomé, nos hacen ver que el cuidado de la creación como “casa común” ayudará a que los fieles de las diversas confesiones cristianas podamos “convivir”: vivir en “comunión”, que es la finalidad del “ecumenismo”.

Luis-Fernando Valdés
@FeyRazon lfvaldes@gmail.com